A 68 días de la plantà

Faltan 68 días para la plantà, aspecto que hasta hace poco era una utopía y ahora es una realidad. El mundo fallero se lo ha ganado tras haber soportado con responsabilidad y solidaridad aspectos que otros sectores de la sociedad valenciana se han pasado por el arco del triunfo. Las fallas saben dialogar y ha quedado demostrado que ese diálogo, cuando es abierto y sincero, es el mejor instrumento para alcanzar acuerdos.

Aquí un paréntesis. Por todo lo dicho, es normal que la Interagrupación estallará ayer mediante un comunicado por el incumplimiento de compromisos adquiridos por las autoridades para la desescalada en los casales. El ninguneo sentido ha colmado el depósito de hartura y lo ha hecho rebosar. Ahora tocará, después de semanas pacientes, ver cómo reaccionan las comisiones.

Es una cuestión de dignidad. Porque todo va al final de eso mismo. ¿Por qué se dice que se estudiará y se tomarán decisiones y no se hace nada? ¿Por qué los casales siguen en un punto de mira en el que otros temas no han estado? ¿Por qué?

Una vez más señalan indirectamente al colectivo. Luego las alabanzas cuando tocan, superficiales e incluso frívolas, aparecen cuando todo es alegría. Pero el desdén con el que se le mira desde las alturas no se quita ni con agua caliente.

Volviendo a lo que hablaba antes, necesitamos hacer una reflexión profunda, abandonando las costumbres anteriores, y crear un nuevo relato adaptado al siglo XXI. Solo así se abrirá un nuevo camino de supervivencia del festejo. Así, posiblemente, aquellos que ven al mundo fallero como un problema dejen de hacerlo.