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Urgente Los Bomberos recomiendan a los vecinos desalojados por el incendio de un bingo en Valencia no pasar la noche en el edificio

Personas que obran o hablan sin comedimiento o respeto y con descaro, incluso que se comportan de forma inmoral. No es corta la lista de sinvergüenzas que se han saltado el turno para recibir la vacuna contra el coronavirus como el alcalde de El Verger y su esposa, qué casualidad, la alcaldesa de Els Poblets. El hecho de por sí es totalmente reprochable, pero lo que clama al cielo es escuchar el hilo de excusas que muchos de ellos alegan para justificar que la vacuna haya acabado en su brazo: «sobraban algunas y se iban a tirar», «me llamaron para que fuera a ponérmela», «soy paciente de riesgo». O la que para mí es de las mejores: «ha sido más un riesgo que un privilegio». Los hechos tienen consecuencias y es necesario afrontarlas para que no se repitan situaciones acordes con la España cañí, como la que nos ocupa.

En el mismo contexto, también estamos pagando lo que denunciamos desde hace semanas sobre los comportamientos en las celebraciones familiares de Navidad. Me quedo frío con las palabras del jefe de la UCI del Hospital La Fe de Valencia, Ricardo Gimeno, al asegurar este martes que la situación se ha desbordado y «la mayoría de ingresados corresponde a pacientes que estaban cenando tranquilamente el día de Navidad o Nochebuena en casa y ahora a muchos de ellos los tenemos intubados y boca abajo». Imposible fotografiar con más claridad la actual situación en la que nos hemos metido bajo unas medidas de restricción que rozan el pleno confinamiento. Porque no nos engañemos, la vida es mucho más triste sin poder viajar, compartir una cerveza, planear una comida o hacer deporte en el gimnasio. Es más, la vida es un infierno para todas las empresas obligadas a cerrar sus negocios con la incertidumbre de no saber si podrán volver a arrancar. A esta carga emocional generada por la situación de la pandemia se suma el miedo propio y lógico de infectarse y tener la mala suerte de que el virus te lleve por delante.

Hay hechos que son objetivos que requieren de actitudes responsables. En las actuales circunstancias y casi después de un año desde el inicio de esta pesadilla, toda la población debemos ser partícipes de nuestra salud. Y en cuanto a todos esos responsables que por su cargo han tenido la oportunidad de vacunarse, deben irse a su casa dejando el cargo de inmediato y recibir la segunda dosis para no perder todas las que se han inyectado de manera irregular. Pero aquí no dimite nadie, no sé si por falta de vergüenza, por no tener dónde caerse muerto o por ambas razones.

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lasprovincias Dimitid, sinvergüenzas