Dragones

La nueva producción de HBO, en ese sentido, siempre va a jugar en desventaja porque no se puede competir contra una madre, que llegó primero y encima lo hizo casi todo muy bien. También es verdad que ver 'La Casa del Dragón' para sacarle este tipo de defectos es una pérdida de tiempo. Para eso es preferible dedicarse a otros menesteres o a otras plataformas, que ahora hay muchas. La intención de esta serie es continuista. Ryan Condal y Miguel Sapochnik no son Vince Gilligan que con 'Better Call Saul' le ha dado una vuelta completa a 'Breaking Bad'.

Una vez superados estos prejuicios la historia de los Targaryen se disfruta y arroja algunos aciertos que en la anterior costó mucho más ver.

En el último episodio se exploró el deseo femenino en un mundo eminentemente masculino y en el que las mujeres son utilizadas como mercancías para ganar poder y establecer alianzas. El hecho de que haya menos personajes permite ahondar mejor en sus objetivos y motivaciones, aunque todavía se han dedicado más a unos que a otros.

Se echa de menos, por ejemplo, que se le preste mayor atención a la prima del rey, que prometía momentazos y por ahora se ha quedado en un papel muy secundario. 'La Casa del Dragón' llega ahora a su ecuador y aprueba con nota. Es una digna sucesora.