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Uno de los mejores textos que se han escrito sobre el auge del formato serie es 'Hombres fuera de serie', de Brett Martin, que la editorial Ariel tradujo al español en 2014. En él se repasaba la gestación de algunas de las grandes obras que habían irrumpido con fuerza a comienzos del siglo XXI y revolucionaron la televisión, como 'Mad Men', 'Los Soprano' o 'Breaking Bad'. Si en algo coincidían todas era en que detrás de cada una de ellas había un hombre. Era una realidad imperante, el mercado estaba copado por creadores masculinos, como David Chase, David Simon, Matthew Weiner o Vince Gilligan.
Cuatro años después acaba de llegar a las librerías otro título interesante, 'Dueñas del show' (publicado en España por Alpha Decay), escrito por Joy Press, y que viene a describir cómo en los últimos años aquel panorama que narraba Martin ha cambiado. Las mujeres han empezado a liderar el mercado de las series, ocupando su espacio como guionistas, directoras, productoras o 'showrunners'. Lo interesante es que relata cómo muchas profesionales han intentado hacerse un hueco en este campo desde los años cincuenta con escaso éxito, salvo honrosas excepciones.
Afortunadamente, la transformación está siendo imparable, como da cuenta el ensayo de Press. En él hay espacio para reconocer a las predecesoras con las que crecieron las creadoras de hoy en día, como Diane English, que parió a Murphy Brown, un personaje innovador a finales de los ochenta cuando eso que llamaban 'valores familiares' dominaba la tele. Los tiempos han cambiado lo suficiente y así lo demuestra que autoras como Jill Soloway o Jenji Kohan hayan podido plantear 'Transparent' u 'Orange is the new black', que la industria acogió y celebró. Junto a ellas encontramos nombres como Tina Fey o Lena Dunham. Y, por supuesto, Shonda Rhimes y su socia Betsy Beers, más desconocida que la primera. Las dos han construido un imperio, Shondaland, que, como dice Press, «está salpicado de reconfortantes 'jódetes'». Han abierto un montón de puertas y, aunque quedan no pocas por derribar, leyendo este libro la sensación de avance y de conquista es infinita.
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