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El empresario no es el enemigo

Domingo, 19 de abril 2020, 09:21

El empresario no es el enemigo, sino el que crea empleo y nos sacará de esta». Ese mensaje, aparentemente obvio, es una de las reflexiones que trasladaron desde la cúpula de la Asociación Valenciana de Empresarios al 'president' Ximo Puig en un encuentro, por videoconferencia, en el que Juan Roig y Vicente Boluda, entre otros, insistieron en la necesidad de mantener la actividad productiva para evitar males mayores.

Teniendo en cuenta la buena relación que mantiene el presidente de la Generalitat con los empresarios de AVE, parece más bien un recado para su compañero de partido y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, semanas después de que, con su gestión económica del Covid-19, causase el estallido empresarial más unánime de los últimos años en tierras poco acostumbradas a ir todos a una.

Y es que el empresariado valenciano parece hablar con voz única, en este caso la de quienes dirigen las compañías más potentes, cuando advierte del coste de las medidas encaminadas a contentar a unos u otros votantes e insiste en la necesidad de volver a la normalidad lo antes posible, reducir trabas y pasar del enfrentamiento político a un entendimiento que logre infundir la confianza necesaria para creernos, todos, que estamos a tiempo de evitar una crisis aún más grave que la sufrida desde 2008.

En ese sentido, dudo que ayude el lenguaje bélico que insisten en emplear desde el Ejecutivo estatal, en un intento de que la unión frente al enemigo común del coronavirus disimule las críticas a su gestión. Me inclino más por tomar buena nota de las necesidades de quienes crean el empleo y la actividad económica capaz de ahuyentar los funestos pronósticos del Fondo Monetario Internacional.

Afirma Juan José Enríquez, decano de los economistas valencianos, que la clave para evitar la mayor caída anual del PIB desde la Guerra Civil y el regreso a los cinco millones de parados es evitar la destrucción del tejido productivo. Ayudar a las empresas para que aguanten el tirón y la recuperación sea tan rápida como el desplome de la actividad, tarea especialmente complicada si, en vez de remar juntos, nos empeñamos en buscar enemigos.

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