iván arlandis

El enfado de Rafa Rubio

EL ESTADO DE LOS TRIBUNALES ·

El exdirigente del PSPV se encuentra profundamente dolido por el aislamiento que el partido, como ocurre en todos los casos de corrupción, somete a los investigados

A. Rallo

Valencia

Viernes, 10 de septiembre 2021, 00:31

El protagonista. Rafa Rubio, uno de los pesos pesados del PSPV, ya ha comprobado en su propia carne la crueldad de la política. La intensidad y el dolor se multiplican cuando la desafección llega desde tus propias filas. El asunto de los zombies de ... Imelsa, donde se enfrenta a seis años de cárcel, nunca fue un obstáculo para su carrera política. De hecho, se le dio el cargo de subdelegado de Gobierno. Es cierto que la investigación, entonces, no estaba concluida. Y nadie debería irse o abandonar una responsabilidad por el simple hecho de estar imputado. Al menos que lo decida uno mismo. Aquello se veía como un problema más administrativo, análisis que hoy perdura. Pero entonces llegó la detención, el cobro de comisiones y esa supuesta alianza con el PP para enriquecerse en paralelo al urbanismo de la ciudad. Y desde entonces, nadie ha querido saber nada de Rafa Rubio. Ese malestar, es falta de apoyo de sus compañeros ha afectado al exdirigente que se ha visto totalmente aislado. Y no se trata de un apoyo del partido o de declaraciones públicas, un 'confiamos en Rafa Rubio'. Se trata de llamadas de cargos desde el plano más humano, un cómo estás o un necesitas algo o vamos a dar un paseo. Hablamos más del componente sentimental que del orgánico. Y más con lo que Rubio ha sido -y ha hecho- en la familia socialista, un primer espada del partido en las tres últimas décadas. A buen seguro que tampoco serían del agrado de Rubio, aquellas declaraciones de Sandra Gómez en las que ya anunciaba la personación del PSPV en el causa. En un momento en que las actuaciones estaban y están bajo secreto. Es decir, que se ignora de qué va y qué papel podría tener la organización socialista en toda esta trama. A lo mejor, tampoco le ha generado excesivo entusiasma la aparición de Manolo Mata en toda esta historia como abogado del empresario Jaime María Febrer. La estrategia de Rubio será la de preocuparse de lo suyo, un ir por libre y más después de comprobar el trato recibido. Sin duda, y con independencia de los hechos, es el momento de la amistad, casi entendida como caridad. Y más tras un periodo de varios meses en prisión, brutal para quien jamás imaginó verse en esa situación. Y todo lo anterior al margen de la gravedad de las acusaciones, el cobro de una comisión de cerca de 300.000 euros y el supuesto método del pitufeo para camuflar y blanquear el origen ilícito del efectivo.

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El PP. Los populares han arrancado el curso político con optimismo. El camino de Cs hacia la irrelevancia continúa y comprueban cómo, por el otro lado, se produce un fenómeno similar en Podemos, ahogado en sus propias luchas internas. Será cuestión de tiempo que el PP deba enfrentarse de nuevo a sus fantasmas. El caso del pitufeo, con el procesamiento de los exediles y asesores de la etapa de Barberá, permitirá comprobar si hay un nuevo discurso de los populares o soluciones más innovadoras a los problemas de siempre. Buen momento para comprobar el hiperliderazgo de Catalá.

Podemos.Lo de la formación morada no deja de sorprender. El particular comportamiento de Pilar Lima, una modelo de tiranía importada de Pablo Iglesias, amenaza con dejar al partido fuera de Les Corts en las próximas elecciones. La experiencia en el Ayuntamiento de Valencia debería servir como escarmiento. Y lo llamativo es que esta desintegración se ha producido sin casos relevantes de corrupción o problemas judiciales. En cambio, la denominada vieja política, sacudida por los tribunales, se mantiene.

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