Las entrevistas con el vampiro
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Cayó al fin la mascarilla, pero florece la mordazaNi en el largo invierno de la tundra siberiana se hace tanto de rogar un rayo de sol. Cayó al fin la mascarilla, pero florece la mordaza, fieles sus prosélitos al vademécum que otros dejaron escrito: a los principios de la propaganda de Goebbels, que ... instaba a engendrar enemigos sobre cuyos hombros cargar los errores propios; al talante de Lenin, quien se preguntaba para qué podían querer sus rusos la libertad; a los atajos de Torquemada, martillo de herejes, siempre a mano la hoguera para expiar los trompicones del disidente; a las obsesiones de Catón el Viejo, «Carthago delenda est». Todos ellos calibraron la brújula del totalitarismo y la intolerancia, que en malas manos sigue a pleno rendimiento. La censura de Murthy al periodismo incómodo es un arrebato pueril. Del mismo modo que el insulto sólo ofende en función de quien lo profiere, no hay mayor reconocimiento profesional que ciertos vetos. Es ridícula, al blandir un producto tan devaluado como las perogrullescas entrevistas a futbolistas. Es opacidad contraproducente, el mayor aliciente para seguir trabajando que se puede interponer en el camino de un informador sin pesebres. Y por encima de todo es un gran error de cálculo. En otro tiempo la bravuconada del embajador de Lim habría tenido sentido. Por ejemplo el día en que Juan Soler, encaramado a la cúspide del mejor club del mundo -King Kong en su Empire State-, pidió el voto para el PP, identificando pleitesía con valencianismo. Pero aquello marcó el cénit de una capacidad de extorsión que el fútbol ha ido perdiendo a manos de la crisis económica y el hastío incubado por la mala gestión. La vida bajó el balón al verde y lo encaró a su nueva realidad: jueguen y emociónennos si pueden, pero chantajes ni uno. José María García resolvería esta situación por las bravas. Ante el Betis, los penaltis los pararía el mudito número uno y los goles llevarían la firma del mudito número nueve. Afortunadamente los púlpitos mediáticos y sus justicieros pasaron a mejor vida, lo que no significa la extinción de un periodismo muy alejado de esas dulces muñecas Gorjuss que nacen sin boca. Para recitar al dictado ya está Siri. Koeman consiguió que Valencia no celebrara una Copa; ellos no lo lograrán, aunque si en La Cartuja sale cara el pueblo se reservará en su fiesta el derecho de admisión. Debimos aclarar que sólo era una mascota, pues de tanto abusar del icono e invocar el poder del murciélago ha terminado viniendo un vampiro. El amor se acaba, la hectárea permanece, proclama un dicho centroeuropeo. Aquí ocurrirá el proceso inverso. Algún día todos estos se largarán con lo que sea que hayan venido a recolectar y tiempo habrá entonces de recomponer los sentimientos.
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