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UN ESTADIO DE CHISTE

Belvedere ·

Pablo Salazar

Valencia

Sábado, 26 de octubre 2019, 09:37

Gala de entrega de los premios Valencianos para el siglo XXI que concede todos los años el diario LAS PROVINCIAS. Palau de les Arts. El pasado jueves, 24 de octubre. 20,30 horas. Al terminar la parte digamos formal del acto interviene el humorista valenciano Raúl Antón, que se mete al público en el bolsillo riéndose de nuestra forma de ser, de cómo nos saludamos (aquí es el único lugar del mundo en que cuando nos vemos nos insultamos y no pasa nada, «yeeeee, fill de puta!, com estàs?»), con los nombres de nuestros pueblos (Muchamiel, Casinos, Ibi, Quart de Poblet...) y con la duplicidad de algunas infraestructuras o edificios (tenemos dos La Fe, dos cauces del Turia, dos estadios del Valencia...). Bueno, lo que nos temíamos ha acabado sucediendo, que el nuevo y el viejo Mestalla se convirtiera en objeto de bromas, burlas, chanzas y chirigotas. Y aunque por una parte está bien así y hasta forma parte de nuestra idiosincrasia fallera y festiva, no estaría de más que realmente consideráramos qué vamos a hacer con el gigantesco mamotreto varado ya más de diez años en mitad de la avenida de las Cortes Valencianas. Porque si me dicen que ya hay un proyecto y una propuesta en firme para comprar el viejo Mestalla con el fin de derribarlo y construir viviendas, oficinas y aparcamientos en el solar resultante yo tiraré de mi manual del buen escéptico y contestaré que me lo creeré cuando lo vea, no cuando me lo anuncien, y que con esto me pasa como con el túnel pasante para el ferrocarril que atravesará la ciudad de Valencia y que permitirá terminar de ejecutar el Parque Central a la vez que dotará a Valencia de dos nuevas estaciones subterráneas y todo ello al módico precio de mil millones de euros, nada más, que no digo yo que no se vaya a hacer nunca pero que igual no le ven ni mis bisnietos. Y por eso mismo, si oigo o leo que hay una propuesta por la que una cooperativa le pagará al Valencia CF más de cien millones por el actual estadio y así el club podrá terminar el coliseo de Cortes Valencianas y que todo eso se hará con los pagos adelantados de los futuros propietarios de las viviendas y que una vez esté concluido el campo nuevo entonces se podrá derribar el viejo para así comenzar a levantar edificios me entran sudores fríos, convulsiones nerviosas y hasta risitas histéricas propias del que se sube a una montaña rusa sin saber si ha pasado las correspondientes revisiones de seguridad y entre inquietantes ruidos. Así que mejor no nos pongamos nerviosos ni nos entren las prisas no sea que acabemos haciendo mal lo que tanto está costando pero tampoco sigamos dándole vueltas a lo que probablemente no tiene solución porque el resultado final es que acaba siendo carne de chiste para un humorista brillante.

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