Urgente Tormentas de lluvia y granizo descargan sobre Valencia: Previsión de Aemet para las próximas horas

El Valencia es ahora mismo como los volcanes; los sismólogos detectan movimientos sospechosos en un lugar determinado, se informa a las autoridades y, poco después, ... comienzan las señales físicas de la erupción. A veces de manera virulenta con una explosión gigantesca que da paso a ríos de lava y otras veces con humo, cenizas, para finalmente dar paso a la hipnótica lava.

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Valencia es una ciudad en permanente erupción. La mayoría del tiempo vivimos con pequeños terremotos y, cíclicamente, explota el volcán. Así es desde tiempos inmemoriales y mucho más desde la llegada de Meriton. Siempre hay lava destructora por donde pisa Meriton. Si hasta el tranquilo y sosegado presidente de la Generalitat, Ximo Puig, soltó la bomba piroclástica en el foro 'Somos futuro' organizado por LAS PROVINCIAS. Cómo estarán las cosas para que un político de semejante rango le diga a Meriton 'no me vais a chulear más' con el tema del estadio.

La última prueba de que el volcán ha vuelto a entrar en erupción es José Bordalás. El técnico de turno que -dando igual si lo hace bien o mal- se acaba llevando todas las bofetadas cuando no el despido. No podrá decir que no lo sabía cuando firmó; pero es humano querer entrenar a un grande como el Valencia y pensar 'yo haré a Lim cambiar de opinión'. Pero no; todos caen en la misma trampa mortal. Marcelino, Gracia, Bordalás... y hasta el funcionario Celades saben a lo que nos referimos.

Las decisiones de Murthy son como una bala en un cargador de seis. Alguna vez la pistola dispara

Pero saber qué va a pasar no implica saber cómo va a reaccionar cada uno. Bordalás es metódico, exigente y visceral. Y ha saltado al ver que, a él, también le toman el pelo pese a tener al equipo cerca de todo. Y ya sabemos cómo termina esto. De momento no ha habido explosión volcánica pero el sismógrafo ha saltado y ya asoma el humo de azufre por el cono de la montaña. El técnico se desmarcó de los fichajes la semana pasada y no lo negó en rueda de prensa. Valiente decisión cuando lo fácil era matar al mensajero. Y más sabiendo que el cementerio de Meriton está lleno de valientes. Pero su discurso antes del partido ante el Sevilla cambió; levantó el pie, gestionó el caos con mano izquierda y centró el foco en lo deportivo. Hace bien; al fin y al cabo ya le dijo a quién debía lo que piensa de la gestión de los fichajes.

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El problema radica en qué sucederá a partir de ahora. Por experiencia sabemos que cuando Meriton pierde la confianza en un entrenador da igual si gana la Copa del Rey; al que levanta la voz le cortan la mano. Y el contrato. Quizá por eso Bordalás ha preferido bajar el tono. El sueño de su vida era entrenar al Valencia y, en el mercado veraniego, se cumplieron muchas de sus peticiones. Las caras no, claro. Explotar un 15 de enero quizá fue un poco precipitado pero lo cierto es que hasta ese momento el club estaba totalmente parado; solo cesiones, bajo coste, cero fichajes... un Javi Gracia en toda regla. Y Bordalás se calentó viendo que llegaba el día 31 sin jugadores para mejorar. Porque eso quiere; mejorar a su equipo para ganar más partidos y alcanzar éxitos deportivos. Veremos qué ha pasado el día 31.

Pero... ¿Y Murthy? Qué estará pensando Murthy. Sabemos que el Valencia le importa un rábano y quiere pleitesía a su alrededor. Cero ruido y genuflexión permanente. Y eso no es Bordalás. Iba a decir que ya lo sabía cuando le fichó pero mentiría porque el presidente del Valencia no tiene ni idea de fútbol y sus decisiones son como una bala en el cargador de seis. Alguna vez la pistola dispara. ¿Estará ya apuntando a su próxima víctima?

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