No es lo mismo existir que vivir
EL ESTADO DE LA COMUNITAT ·
De cómo la frase escrita a tiza en el cartel de almuerzos de un bar te da otra lección para el día a díaEL ESTADO DE LA COMUNITAT ·
De cómo la frase escrita a tiza en el cartel de almuerzos de un bar te da otra lección para el día a díaLas redes sociales tienen mucho de pernicioso. Son la ciénaga en la que retozan los trolls, aquellos ciudadanos que se aprovechan del anonimato para arrojar ... bilis, envidia, odio y crítica nada constructiva a diestro y siniestro. Como hacen en la vida real. Ese ese su lado oscuro. Pero también tienen un cariz positivo. El de estar informado con los enlaces que se comparten de medios de comunicación o lo que apuntan profesionales de la comunicación (ojo, informarse es hacerlo con fuentes fidedignas y autorizadas, otra cosa es marearse). Las redes te permiten seguir sabiendo de gente a la que de otra forma apenas ves, más en la era de la desesperante pandemia. Y también recuperan vivencias y fragmentos de tu pasado que has compartido. Y ya se sabe: rememorar es volver a vivir.
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Y de eso va precisamente el recuerdo con el que quiero lanzar la moraleja de esta semana de dudas por la vacunación infantil, miedos por lo que nos pueda deparar la semana que viene la conferencia de presidentes acerca de nuevas restricciones, discusiones con amigos y seres cercanos sobre unos tiempos que ya nos han cambiado para siempre, para bien y para mal. El recuerdo me lo puso ante los ojos ayer Facebook. Tal día como este 18 de diciembre, pero de hace tres años, colgué una foto del cartel que ilustraba la entrada a un bar del Marítimo, por donde yo callejeaba buscando al dueño del perro autor del ataque a la concejal Sandra Gómez. Decía lo siguiente: «No tiene sentido estar preocupándote por todo, lo que tenga que ser, será. Entonces... respira, mira el lado positivo. Ama, sonríe, sigue adelante. Se requiere verdadero valor para realmente vivir. La mayoría de la gente sólo existe. Tú no existas. ¡Vive!». No sé qué sabio la escribió, si fue la dueña del bar o tiene algún afamado pensador o filósofo detrás. Pero me parece un mantra de vida. La primera parte quizás más matizable. Se puede rozar la pachorra con eso de «lo que tenga que ser, será». Uno cree en el destino, principalmente, aunque algo se puede hacer por mutarlo, o al menos matizarlo. Pero adoro eso de ver siempre el lado positivo. Y sobre todo es un 'leitmotiv' del día a día la segunda parte: «Se requiere verdadero valor para vivir. La mayoría sólo existe».
Agallas. Y en los tiempos de 'guerra vírica' que nos ha tocado pasar, hace falta mucho de eso. Para no esconderse en la cueva porque los casos se estén disparando. Hay que salir. Con precauciones, pero hacerlo. Abrazarse. Sin quitarse la mascarilla, pero sintiendo al otro. Seguir en el trabajo. Con turnos, distancia y protección. Pero hacerlo nos sigue manteniendo activos mentalmente, nos hace sobrevivir como seres sociales, nuestra esencia. Veremos qué dicen Sánchez y los presidentes en la próxima conferencia, pero hay que VIVIR, en mayúsculas como la sabia frase tabernaria. Existir sólo es de amebas.
Igual que con las vacunas. El miedo atenaza a muchos que aún no se la han puesto, o a los que dudan si hacerlo con los hijos. No soy médico ni científico. No voy a darles argumentos técnicos porque no los tengo. Pero si yo pensara sólo en mí mismo y en los míos, ninguno nos hubiéramos vacunado. Las dudas y la falta de probatura de las vacunas son evidentes. Nadie las niega. Pero por encima del bien individual está el bien común. Puede sonar comunista pero yo lo llamaría solidario. Y sobre todo, dejarse guiar por el sentido común y la confianza en que la comunidad científica es eso, científica, y no un atajo de 'conspiracionistas' como algunos creen. Ama. Sonríe. Sigue adelante. Y lo que tenga que ser, será.
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