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Parece que fue ayer cuando comenzó el mes de agosto y de repente la vuelta a la bendita rutina viene acompañada con el sabor de unas Fallas a 30 grados con amenaza de lluvia, como no podía ser menos. Espero que haya descansado y desconectado ... en la medida de lo posible, que falta nos hacía a todos. En mi caso, he llegado a un nivel tan alto de relajación que ni las subidas diarias de la tarifa de la electricidad han conseguido inmutarme. Paso. Es tan fuerte todo lo que sucede sin que nadie ponga el grito en el cielo, síntoma de lo bien que gestiona este gobierno una paz social que no hubiera existido si Moncloa fuera de otro color.
Pero no hablemos de penas que para eso ya vendrá a fin de mes la factura de la luz, charlemos de Fallas. ¿Qué le parece ver en pleno verano las calles cortadas con monumentos, carpas, churrerías, barras y puestos variados? Si ya de normal, en el mes de marzo las Fallas son punto de interés informativo, imagínese el foco de atención de Valencia con las primeras fiestas populares en plena pandemia. Somos un experimento piloto y objeto de deseo para muchos que están a la espera de que salga bien para demostrar que la normalidad es posible.
No soy ajeno a la realidad de que hay quienes piensan que es una irresponsabilidad celebrar las fiestas josefinas en el contexto pandémico actual. El miedo a que aumenten los casos de contagios y de que no se cumplan las normas de seguridad sobrevuela sobre nosotros. Hay quienes opinan que no se debieran celebrar las Fallas para posponerlas a 2022, anulando completamente las del ejercicio de 2021.
Nadie sabe a ciencia cierta cómo se van a desarrollar a lo largo de esta semana, el tiempo nos dirá si las cosas se hicieron bien o si la decisión estuvo mal tomada. Yo también me quiero mojar en favor de la celebración de las Fallas en estas fechas, consciente de la existencia de riesgo. Pero como todo en la vida, sin riesgo no hay éxito. Creo necesario activar todos los sectores que no han podido trabajar con normalidad: empresas de carpas, de mesas y sillas, de sonido, de luces, indumentaristas, floristas, artistas, tantas familias que necesitaban poner un punto de luz al agujero de la pandemia. Convencido de que los valencianos sabremos hacer las cosas bien de nuevo, porque hemos sido ejemplo en las situaciones más delicadas de la historia. Si queremos normalidad y volver a ser quienes fuimos, seamos valientes, salgamos a la calle porque hay que vivir, trabajar, disfrutar y pelear por lo que queremos. Siempre, con responsabilidad.
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