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Hemos pasado de la guerra fría soterrada a la guerra inminente; no es que Putin haya desaparecido del mapa en los últimos años pero, reconozcámoslo, ... estaba un tanto oscurecido. En parte por la proyección de la política exterior de Donald Trump, que nos tuvo en vilo durante su mandato con sus coqueteos con China y Corea del Norte. Lo mismo intercambiaba amorosas misivas con el líder norcoreano Kim Jong Un (»Me escribió cartas hermosas y son cartas geniales. Nos enamoramos») -misivas que, por cierto, se llevó a su casa, junto con una nota de Obama y otros documentos, incumpliendo la normativa-, que amenazaba a China con imponer elevados aranceles al comercio en 2018 para poner fin a las hostilidades dos años después. Planeaba la sospecha, especialmente en el caso de su relación con Kim Jong Un, de que sus arrebatos amorosos no eran otra cosa que cortinas de humo destinadas a tapar los problemas que le asediaban a nivel interno.

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lasprovincias Una extraña historia de amor