Si tuviera que calificar la intervención de Feijóo en términos taurinos como espectador exigente, me inclinaría por «aseada». No decepcionó en la mayor parte y ... se trompicó en alguna serie. Momentos en los que me complació y otros en que demostró su condición de gallego, tal como la reconocemos en el resto de España. A pesar de ello, la mayoría de los asistentes salió satisfecha.
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La parte más lucida se concretó en la economía. Sus propuestas, cuyo detalle va en estas páginas, son las triunfantes en las sociedades libres, desarrolladas y democráticas, muy lejanas a las de Pedro Sánchez.
Asimismo, dejó muy clara la postura del PP respecto a la elección de los miembros del poder judicial en clara conexión con sus
votantes, hasta comprometerse a no designar a ningún miembro de su partido. No sé si eso invalida no solo a los órganos directivos sino a los militantes, lo que frenaría sin duda la afiliación.
No convenció respecto a la política lingüística, al embarullarse con lo practicado como presidente de Galicia y lo predicado por el PPCV. La muleta se le enredó también sobre la financiación autonómica. Por lo mismo, siempre defendió la densidad mientras que la Comunitat apuesta por la población. Así es la vida.
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