Fallas para el siglo XXI

La maquinaria se pone en marcha y lo hace con la designación de las mesas precongresuales, integradas por falleros elegidos en asamblea por los presidentes. Cuarenta falleros, con posicionamientos individuales distintos, repartidos en 15 para organizar y 25 para la redacción del anteproyecto del Reglamento Fallero, tienen por delante un arduo y responsable trabajo en pro de lo que se quiere que sea la fiesta en el futuro, y para ello deben estar abiertos a cambios, en los que debe prevalecer el diálogo y, sobre todo, el consenso.

El futuro debate al texto del anteproyecto con la introducción de enmiendas será harina de otro costal. El final debe ser óptimo para el desarrollo de la fiesta.

Al respecto, hay que llamar a una reflexión profunda, abandonando las costumbres anteriores, y crear un nuevo relato adaptado al siglo XXI, aspecto este que no es la primera vez que destaco como nuevo horizonte para la continuación del festejo.

Un nuevo relato que, bajo mi punto de vista, ha de ser una herramienta de comunicación estratégica hacia la sociedad, basada en un tema que motive el efecto que queremos transmitir. Solo así se abrirá un nuevo camino de supervivencia al festejo fallero.