Ver el debate sobre el estado de la nación es como ver una tertulia de La Sexta, uno sabe antes de empezar qué se va a defender en cada bancada y qué reacción tendrán los de enfrente. No hay sorpresa, no hay escucha atenta, no ... hay respuesta constructiva.
Publicidad
La diferencia entre el plató de televisión y el Congreso es que en este último no está de momento Eduardo Inda, aunque su espíritu y sus palabras sobrevolasen el pleno. Apenas habían pasado unas horas desde que se publicaron los audios en los que se desvelaba cómo se cocinaron las informaciones sobre el supuesto pago a Pablo Iglesias del Gobierno de Venezuela en el paraíso fiscal de las Granadinas, algo que finalmente resultó falso.
El runrún, seguramente, recorrería los pasillos de las Cortes y los que por ellos pululaban harían apuestas firmes de quién sería el primer representante político que utilizaba su turno para sacar el tema a la palestra.
Si hubiese tenido que jugarme mi dinero habría dicho que Rufián. Sin embargo, la que mentó la bicha fue Miriam Nogueras, de Junts per Catalunya, que se refirió a los informes de Villarejo en un duro ataque a Pedro Sánchez sobre el país que preside. El día anterior un diputado de Podemos se hizo un Oltra y metió el asunto en el Congreso con una camiseta en la que se podía leer: «Eduardo, esto es muy serio, yo voy con ello pero esto es muy delicado y es demasiado burdo», en referencia a las palabras de Ferreras que se colaron en los audios.
Publicidad
De Ferreras conocíamos hasta ahora lo que hacía delante de las cámaras. Desde el lunes sabemos que lo que hace detrás es todavía peor. Si por algo se caracteriza su programa es por la espectacularización de la noticia, por la simplificación del debate, por la 'salvamización' de las tertulias. A ellas siempre acuden los mismos periodistas y antes de que abran la boca ya conocemos su opinión sobre lo que se plantea, da igual si es sobre sanidad, educación o defensa. Toman los argumentos de una fuerza política y los hacen suyos sin fisuras. Todo es blanco o negro y no existe nunca la opción de cambiar de parecer ni de entender la explicación que ofrece el contrario.
Esta forma de hablar de política en televisión se ha extendido a la mayoría de cadenas a raíz del éxito de La Sexta. Tampoco es muy diferente en el resto de medios de comunicación, algo sobre lo que tenemos que reflexionar en nuestra profesión. De esto y de otras tantas cosas, no cabe duda visto lo visto y oído lo oído. No hace falta que venga nadie a recordárnoslo. A veces hablan los que más tienen que callar.
Publicidad
El balance del estado de la nación, más allá de las promesas, no es positivo. Demuestra que no hay posibilidad de entenderse, no hay esperanza de rectificar ante nada, nadie asume errores. Dentro y fuera del Congreso. Y así está nuestra nación.
Empieza febrero de la mejor forma y suscríbete por menos de 5€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.