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Sin filosofía no vamos a ninguna parte

Lunes, 4 de abril 2022, 23:18

Pienso, luego existo. Esta frase que Descartes dejó por escrito en su 'Discurso del método' representa uno de los pilares del conocimiento. Al poner en duda a la propia duda se está cavilando, se genera un pensamiento y si éste existe, por tanto, el individuo, ... como ser que discurre, lo hace también. Pienso, luego existo. En esa sencilla unidad sintáctica que, ahora alguno incluso tildaría de perogrullada, está la base del racionalismo que se desarrolló en paralelo a su némesis, el empirismo, que defendía que la raíz del saber está exclusivamente en la experiencia. A partir de aquel siglo XVII nació la filosofía moderna que propició una transformación revolucionaria sin precedentes en la investigación científica. Quien ha tenido la suerte de poder estudiarlo, lo sabe. Como también conoce que en su pionera 'Enciclopedia', el escritor Denis Diderot compiló, en orden alfabético, los estudios de filósofos y científicos con el ambicioso objetivo de luchar contra la superstición que atemorizaba a la gente. Aquella obra magistral tuvo que sortear inquisidores y censuras para poder salir a la luz en Europa. No había voluntad de que el pueblo aprendiese a pensar. Ahora que gozamos de democracia, libertad y derechos parece que tampoco la hay. O al menos no es la prioridad política.

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