Cuando las ganas de comer aprietan... ni las pieles de patatas se respetan, dice un refrán muy popular que, como saben los lectores más avezados, ... tiene innumerables variables, siempre en la misma dirección: apuntando que todo cambia según necesidades, épocas, conveniencias o complacencias. En valenciano hay otro dicho en parecida dirección que señala al respecto: 'S'aplica l'articul vint-i-nou, que diu que el que mana fa lo que vol'.
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La Comisión Europea ha aprobado la inclusión del gas y el uranio entre las fuentes energéticas 'verdes', en contra de lo cual estaba el Gobierno español y de algún otro país, entre los considerados 'minoritarios' o con poco poder en el entramado comunitario, frente al criterio 'mayoritario' de los países que son realmente poderosos, los que mandan, ponen la 'pasta' y cortan el bacalao a la hora de la verdad. Es decir, que se cumple una vez más que 'el que mana fa lo que vol', y los demás, tras mostrar las posturitas de rigor, a tragar, por supuesto, y a dar por bueno lo que hacen los mayores, que si no flojeará la 'pasta' prometida'.
Por 'verde' se entiende sobre todo lo que no suelta CO2, que es el gran pecado global, o lo emite poquito, o no tenemos mejor remedio por ahora, o de momento es que no nos interesa contemplar el asunto de otra forma.
Pero llama mucho la atención el cambio de criterio entre formaciones 'verdes' centroeuropeas y su amplia militancia, que tiempo atrás se distinguieron mucho por pelear contra la energía nuclear, tan potencialmente peligrosa, y la inquietante consecuencia de cómo guardar y gestionar los residuos de las centrales atómicas.
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Recordamos perfectamente aquellas manifestaciones y marchas de protestas de los 'verdes' en Alemania contra instalaciones nucleares y convoyes ferroviarios que trasladaban residuos. 'Nucleares no, gracias', era el eslogan que hizo furor y se extendió por toda Europa, hasta convertir la imagen de las grandes chimeneas humeantes de cualquier central como icono de la más peligrosa contaminación atmosférica, por más que esas nubes, a las que alguna vez aparentaba con encaramarse algún activista, no son más que de inocente vapor de agua.
Nos pillan con el pie cambiado. Cuando en España programamos el cierre de las nucleares aún en marcha, la UE las califica de 'verdes', o sea buenas entre las buenas, recomendables. Francia tiene 59 en funcionamiento y programa algunas más, y Alemania, con los 'verdes' en la coalición de gobierno, les da su nueva bendición. Pero ¿no habíamos quedado en que...? ¿O será que aquellos 'verdes' han encanecido y temen hoy en quedarse a oscuras?
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