Gandia: una ciudad donde amar la vida

Viajemos a la segunda mitad del siglo XX. Nos encontramos con el inicio del turismo en Gandia. Los beneficios obtenidos en el cultivo de naranjos y en el comercio se invirtieron en la construcción de hoteles y apartamentos. Miles de turistas se desplazaron desde el centro y el Norte de la península, y también de otros países, para disfrutar de nuestra playa. En el año 1959, un grupo de empresarios de los sectores agrícola y portuario, construyó el hotel Bayren cuando no había ningún edificio a su alrededor. Estos emprendedores estaban comenzando, sin imaginárselo siquiera, a crear nuestro destino turístico.

Desde hace más de 50 años, Gandia ha sido reconocida en toda España por el sol y la playa. Efectivamente, Gandia es una ciudad de mar; es «Esplendor Mediterráneo», como dice nuestra nueva marca. Pero Gandia, también es naturaleza, marjales, patrimonio e historia. Por ello, tanto desde el Ayuntamiento como desde el sector turístico hemos abandonado la política turística vacía en contenidos y la estrategia 'shore' que tanto nos avergonzó, y hemos apostado por un nuevo modelo de turismo que complementa el sol y la playa con la calidad, el deporte, la gastronomía, la cultura (somos la primera Capital Cultural Valenciana) y la innovación (Ciudad de la Ciencia y la Innovación y referentes como destino inteligente).

Dos son nuestros retos: la desestacionalización y aspirar a atraer visitantes con poder adquisitivo más alto, dos aspectos que tienen como única aliada la calidad, un factor imprescindible si queremos que el cliente se vaya satisfecho, porque de esa manera volverá y hará que otros vengan. Lo cantó Chavela Vargas: «las personas siempre vuelven a los viejos lugares donde amaron la vida». Y Gandia, que sabe amar y sabe a mar, con su exquisita fideuà, es la ciudad perfecta para regresar porque siempre sorprende.

Estamos satisfechos de estar reposicionando nuestro destino turístico y de conseguir los objetivos marcados. Y seguimos trabajando poniendo el acento en nuestra esencia mediterránea. Somos un pueblo hospitalario, diverso, inclusivo, auténtico, orgulloso de nuestras tradiciones y de nuestras fiestas. Gandia también es un destino Gay Friendly que posiciona la fiesta de San Juan y las Fallas como productos turísticos LGTBI.

Lo tenemos claro: una ciudad buena para hacer turismo ha de ser primero una buena ciudad para vivir. Y Gandia es una ciudad viva todo el año, y también es el espejo de la sociedad que la construye y que la habita. Es la ciudad en que, -vuelvo a Vargas-, amamos la vida.