Lo de Garay no es digno

No les negaré que tengo sentimientos encontrados. Tengo unas ganas locas de que vuelva el fútbol pero, en cambio, siento que esto que vuelve no es fútbol. Es otra cosa. Sin público, sin emoción, sin gritos de gol... como el teatro y desde casa. Eso no es fútbol. Como no es digno lo ocurrido esta semana con Garay. Y lo digo con sinceridad, sin buscar una crítica superior a la necesaria. En un club con la dignidad conveniente, Garay habría sido renovado automáticamente en el momento en el que se rompió la rodilla. Un año para recuperarse, volver a jugar al fútbol y después tomar decisiones en igualdad de condiciones. Eso sería lo más digno en un club con valores por encima de cualquier cosa. Pero ya saben que el Valencia actual es otra cosa. No sabría adjetivarlo convenientemente y, si lo hiciera, tampoco sería agradable de leer. Pero determinadas actitudes tienen determinadas consecuencias; como, por ejemplo, la aparición pública de Garay a través de sus redes sociales. En un club serio, con una estructura sólida, jamás -repito, jamás- un futbolista estrella de un club tan grande saldría a rajar a tumba abierta de la empresa que le paga. Pero, como en el Valencia no hay nadie al volante interno, se producen estas situaciones absolutamente insólitas. Caso aparte es quién tiene la razón. En una confrontación de este tipo, nadie dice toda la verdad. Cuenta la que le interesa y guarda la que no le viene bien. Así que, humildemente, nos falta información para decantarnos claramente sobre una versión. De lo que sí se puede hablar es de la credibilidad de ambas partes. El Valencia de Meriton ha demostrado, con creces, no estar en disposición de decir algo y pretender que alguien les crea. Pero, por contra, está por demostrarse aun que Garay sea un mentiroso. Y luego están las formas. Para matar a Garay hacemos un comunicado sacando los cañones de Navarone. Pero para hablar de Gasperini, infinitamente más peligroso que Garay para la salud pública de todo el mundo, se hace un comunicado de respuesta. Y lo más grave que se dice es que «están muy sorprendidos». Ni irresponsable, ni impresentable, a un tipo que el club debería denunciar ante la UEFA. ¿He dicho UEFA? Ese organismo que dejó que se jugara el partido de vuelta con Gasperini a la cabeza. No me chilles que no te veo. Así que, en vista de la semana que llevamos, habría que centrarse en la estructura podrida de club que tiene el Valencia. Murthy contrató a un superestratega de comunicación y le salen los futbolistas rajando a través de sus redes sociales. O apoyando al que raja. Y a Gasperini ni un disparo con pistolas de agua. Como estrategia es sencillamente aco..ngojante. O como se diga.