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Esta semana he querido aprovechar estas líneas para expresar mi admiración por Gayà y Ferran. La temporada que están haciendo es inmensa y su esfuerzo y sacrificio en cada partido son admirables. Bien es cierto que, con todos los problemas de lesiones que tenemos y un calendario tan exigente, todo el equipo está demostrando su compromiso y merece este reconocimiento, pero permítanme que hoy barra para casa. Y Ferran y Gayà son de casa, de Foios y de Pedreguer.
El rostro de Gayà en la camilla, tras del partido contra el Chelsea, era el vivo retrato del agotamiento después de haberse dejado la piel y el alma en el terreno de juego, y lo pagó con un susto, y nosotros también. Y esa imagen nos emocionó porque esa cara derrochaba, además, sentimiento y sufrimiento provocado por querer darlo todo para defender al equipo de su vida y al nuestro. Este chaval de 24 años ha sido incluido en el once ideal de la última jornada de Champions. Sus carreras por la banda izquierda siempre acaban en centros medidos que, desgraciadamente, nuestros delanteros no aciertan a rematar. Pero él insiste, una y otra vez, los más de noventa minutos de cada partido, con la clase y la calidad de un crack. Sus centros acabarán entrando porque su esfuerzo lo merece y nuestros delanteros recuperarán la puntería.
Si en algo estoy de acuerdo con Peter Lim y sin que sirva de precedente, es en su apuesta por Ferran. La diferencia es que yo quiero verle crecer y triunfar aquí y seguramente él pretenda venderlo para sacar beneficio. Y tal y como está jugando Ferran, me temo que lo intentará pronto. Su clase y calidad es indiscutible y la continuidad que le faltaba se la está dando Celades, lo que le ha ayudado a crecer mucho como futbolista. A diferencia de Kang In Lee yo veo en Ferran a un chaval más con los pies en el suelo y con una madurez propia de quien se sabe importante en el equipo. Sus goles, decisivos en los últimos partidos, han sido de una gran belleza y sus celebraciones de un gran valencianista.
Vivimos en una sociedad en la que el mercantilismo se ha instalado en el mundo del fútbol y parece que para quedarse. Por eso el tener a jugadores como ellos, valencianos y valencianistas, de casa, de los nuestros, hace que sigamos creyendo que en el fútbol también existen los sentimientos. Y por mucho que intenten quitárnoslos nunca nos los quitarán del todo, ni para siempre.
No quiero acabar sin referirme, una vez más, al ambiente que se vive en el campo en los últimos partidos. El club debe solucionar de manera urgente el problema de la 'no animación' en Mestalla. No por subir la megafonía o poner el himno regional se consigue mejor ambiente. El silencio se escucha más que nunca y, o hacen algo ya, o Mestalla se quedará mudo.
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