Algún día el PP debería hacerlo en serio. Me refiero a acuñar una expresión a sabiendas de que va a levantar polémica y hacerlo de ... un modo totalmente controlado para conseguir beneficio político. Cuando digo 'controlado' me refiero a calcular la respuesta. Conociendo a los estrategas de la propaganda socialista, no debe de ser tan difícil porque son altamente previsibles. La pena es que a menudo cuando ocurre algo así es porque al líder se le escapa una frase desafortunada y el contrincante se aprovecha, no porque sea una jugada maestra. Es lo que ha sucedido con la famosa referencia de Núñez Feijóo a «la gente de bien». La primera vez que lo dijo fue en el Senado durante el último debate con Pedro Sánchez. Desde entonces, el PSOE no ha parado de incluirlo en las comparecencias de los ministros o en los discursos y respuestas del presidente a los periodistas. Han mordido una buena pieza y no quieren dejarla escapar por lo rentable que puede ser ante los suyos, de modo que para cualquier cosa echan mano de «la gente de bien» en el reproche al presuntamente clasista líder del PP.
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Lo que no ha sabido hacer el PP es darle la vuelta al argumento en una clásica retorsión retórica. Es cierto que suena mal hablar de «gente de bien» para criticar la llamada 'Ley Trans' como si una persona trans no pudiera incluirse en ese concepto o como si éste se relacionara únicamente con los «biempensantes», la casta «avant la lettre». También lo es que el público del PP se siente parte de ese grupo y deja fuera de él a otros en los que no se reconoce, como los llamados «perroflautas». Sin embargo lo que nadie recuerda en estos momentos es que lo clasista no es usar la expresión «gente de bien» sino clasificar a las personas en las que lo son y las que no. Y eso no es patrimonio exclusivo de la derecha. Al contrario. Esta es torpe al ponerle etiqueta y dejar que los oponentes se carcajeen, pero la izquierda hace lo mismo sin usar frases «metapatas» con las que atizarle en vísperas de una campaña. ¿Es gente de bien Juan Roig? ¿Lo es Ana Patricia Botín? Para Ione Belarra, no. Él es un «usurero» y ella, una «avariciosa». Es la demonización que ha hecho Podemos de los propietarios de pisos, los votantes de Vox o los que rezan ante cada aborto, por ejemplo. Para esa izquierda, hay una derecha mediática, judicial y económica situada en las antípodas de la «gente de bien». Lo que hizo mal Feijóo fue verbalizar la diferencia entre maleantes y gente de bien que todos hacen, aunque ahora se rasguen las vestiduras con la frase del líder popular.
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