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Urgente La Primitiva de este lunes deja tres premios de 35.758,38 euros

Se está gestando otro crack local

Espadas ·

FERRAN BELDA

Jueves, 19 de diciembre 2019, 07:51

Cuando ya creíamos que lo habíamos visto todo fue el secretario de Empleo y contrató a 120 personas para que hicieran el trabajo de los funcionarios y le cambió el nombre al Servef. Y cuando aún no hemos conseguido averiguar qué hizo Enric Nomdedéu de los servidores públicos relevados del servicio llega el director del Instituto Valenciano de Finanzas (IVF) Manuel Illueca y anuncia que va a subcontratar comerciales para que capten a empresas interesadas en beneficiarse de sus créditos bonificados a un interés insuperable: entre el 0 y el 1%. Con la particularidad de que los circunstanciales corredores de comercio deberán ir por los polígonos industriales ofreciendo esta atípica mercancía oficial como la lotera ambulante de la copla de Quintero, León y Quiroga: a voz en grito. «Voy tirando los caudales./ Son de doña Manolita./ ¿Quién me compra esta penita?/ Mañana, mañana sale». ¿Es o no es genial la última astracanada del nunca bien ponderado eje económico-financiero autonómico formado por el trío Puig, Soler e Illueca? Una delantera eléctrica que no se arredra ante nada. Para ellos no representa ningún impedimento que la Generalidad tenga una deuda creciente de 48.000 millones de euros; la mayor de España. O que su experiencia como ocasionales cobradores del frac sea de lo más deprimente. El IVF únicamente ha podido recuperar 35 de los 390 millones de incobrados que arrastraba la Sociedad de Garantías Recíprocas (SGR) de la etapa popularista. ¡Fracasos a mí! Después de no escarmentar en cabeza ajena (Bancaja, Cam, Banco de Valencia) y convertir el IVF en el banco de la Generalidad so capa de que la Comunidad Valenciana necesita contar con un banco público (sic) para culminar «el país que ja anem fent» crearon una Nueva Rumasa. Una recauchutada SGR (Afín SGR), que no pretende engañar a nadie porque afín sí que es. Es igualita, igualita que la difunta de su madrecita. Y, no contentos con ello, ahora van a disputarle a la banca el mercado de los préstamos imposibles ofreciéndolos de puerta en puerta. Utilizando la táctica que convirtió a Avon en una gran multinacional aprovechándose de que hasta los testigos de Jehová se lo han dejado y si suena el telefonillo ya no es más que el repartidor. Pues me van a perdonar, pero es para preocuparse. La lógica que inspira la actuación de la consejería de Vicent Soler no es la matemática, como debería ser, porque como lo que persigue es la consecución de una quimera únicamente emplea las leyes del cálculo para introducir confusión en el discurso, por lo general victimista. Y, no es por nada, pero así empezó Zaplana: utilizando el sistema financiero valenciano para lograr sus objetivos, y no hará falta que les cuente cómo terminaron ambos. Celebraría equivocarme, pero todo apunta a que se está gestando una repetición de la historia en forma de farsa porque para más inri Illueca es, en esto, como Olivas. Osado, obediente y fajador.

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