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Ha acabado la temporada y no se me ocurre nada mejor que decir que '¡Gracias!'. Y sí, nos queda la final de Copa, pero sólo el hecho de jugarla ya es la guinda a una gran temporada. El Valencia vuelve a la Champions, su casa, la casa de los grandes de Europa, después de una primera vuelta en la que nadie daba un duro por este equipo y por nuestro entrenador. Pues bien, estos jugadores y este entrenador han llevado al equipo a lo más alto gracias al trabajo, el esfuerzo, la garra, el sufrimiento, y, sobre todo, la fe en que se podía alcanzar el objetivo.

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En los malos momentos Parejo, nuestro capitán, siempre ha creído y ha sacado pecho por todos, defendiendo el escudo y demostrando que es un digno portador del brazalete. Los jugadores nunca se han rendido y, a pesar de la adversidad, se levantaban. Muchos han criticado a Marcelino y ha demostrado que es un gran entrenador, al que sus jugadores respetan y en el que se tiene que seguir confiando. Los resultados le avalan y, como él dijo, no debemos olvidar de dónde venimos y dónde estamos. Los proyectos se construyen a largo plazo y los resultados llegan.

Y nada de esto hubiese sido posible sin nuestro apoyo, sin el aliento y la pasión de una afición incondicional y fiel a su equipo. Nuestro también es parte del éxito de la temporada. La asistencia en cada partido de Mestalla, los recibimientos, el ambiente en cada partido, ha llevado en volandas al equipo. Hemos estado unidos, salvo algunas excepciones de las que hoy no voy a gastar ni una línea en comentar, y es así como se consigue lo que hoy celebramos. Se nos tacha en ocasiones de ser una afición exigente, incluso, algunos dicen que somos una mala afición por celebrar un pase a la final de la Copa. Queridos míos, yo os digo que esta afición es la mejor del mundo y que seguiremos celebrando cada momento como si de títulos se tratase. Somos así, en Mestalla se desata la pasión cuando vemos cerca algo grande.

Y esa pasión se desbordará a orillas del Guadalquivir el sábado en la final de la Copa. Es difícil, es el Barça, es Messi, pero somos el Valencia y nunca nos rendimos. Es en estos partidos cuando sacamos lo mejor de nosotros y yo creo en estos jugadores. El sábado seremos muchos los valencianistas que estaremos en Sevilla, algunos por primera vez en una final, otros con algunas ya a nuestras espaldas pero con la misma ilusión que la primera. Mostremos orgullosos nuestra Senyera y nuestra bandera del Centenario en el Villamarín, dejémonos la voz animando, que ellos se dejarán la piel.

Por todo esto, gracias a todos por hacer que la ilusión siga más viva que nunca, por creer en este equipo y no dejarlo nunca sólo: '¡Illa, illa, illa, nos vamos a Sevilla!'.

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