Lo habitual y lo correcto

EL ESTADO DE LA SANIDAD ·
Los quirófanos reducen su actividad y los centros de salud su horario de apertura, una práctica que se repite cada invierno pese al repunte de dolencias

Daniel Guindo

Valencia

Martes, 20 de diciembre 2022 | Actualizado 21/12/2022 00:24h.

Costumbre. «Se ha hecho así toda la vida». Es una expresión recurrente que se suele utilizar cuando alguna práctica o decisión, aunque continuada en ... el tiempo, no tiene una justificación clara. La costumbre, lo que es habitual, lo que se hace siempre. Algo así es lo que ocurre en la sanidad valenciana (probablemente también a nivel nacional, pero es la Comunitat lo que nos ocupa) durante las vacaciones, tanto veraniegas como las del periodo navideño. Y estas últimas son las que están a la vuelta de la esquina. Normalmente, y salvo los atípicos inviernos de la pandemia, entre Nochebuena y el Día de Reyes los centros de salud recortan su horario de apertura. Poco importa que sea uno de los periodos con más presión asistencial, alimentada por la explosión de infecciones respiratorias, ni que sea una época propicia para que la clase trabajadora haga esa visita al médico de familia para, por ejemplo, someterse a esa revisión o analítica para la que no encuentra el día ideal en la ajetreada vida de hoy en día. Tampoco parece que sea muy relevante que los pacientes tengan que esperar varios días, en demasiadas ocasiones más de una semana, para tener cita con su facultativo de referencia. Con la llegada de la Navidad, la mayor parte de los consultorios cierran sus puertas a las tres de la tarde. A partir de ese momento, y sólo si es una urgencia, el paciente puede acudir al Punto de Atención Continuada (o Sanitaria) más cercano, y al hospital, con la consiguiente sobrecarga para unos servicios que no están exentos, ni mucho menos, de presión asistencial.

Esta modificación horaria se adopta para que los responsables de los departamentos de salud puedan cuadrar los turnos y que los centros de salud sigan ofreciendo servicio mientras los profesionales disfrutan de unos merecidísimos días de descanso que, con anterioridad, no han podido o no han querido disfrutar. Como se trata de apenas dos semanas y las bolsas de empleo están bajo mínimos ni se llega a plantear la posibilidad de impulsar un plan de sustituciones que mantenga al cien por cien la asistencia en los centros de salud.

Algo parecido ocurre en los hospitales. Llega la Navidad y los quirófanos echan el freno de mano en lo que se viene a llamar una reducción de la actividad quirúrgica programada no urgente. También hay que compaginar el descanso de las plantillas con la atención al paciente, por lo que lo urgente centra los esfuerzos de los trabajadores que les ha tocado el turno. Y a no ser que se den casos extremos de saturación, como el registrado en el hospital General de Valencia, o de protestas constantes de los sanitarios, como en La Fe, no se plantean tampoco refuerzos extraordinarios que compensen esos días libres pendientes que se toman las plantillas a final de año. De hecho, reducir las operaciones hace que también disminuya la cantidad de pacientes hospitalizados que se recuperan de la intervención, lo que libera camas en las habitaciones, espacios que permiten agilizar los ingresos desde los servicios de Urgencias y, de esta forma, se alivia la presión, por lo que el descenso de operaciones, directa o indirectamente, sirve para compensar el recorte horario de los centros de salud. Una cosa por la otra, en resumidas cuentas.

Además, dicen desde Sanidad, el frenazo en las operaciones se produce también porque en estas épocas los pacientes prefieren no operarse para poder pasar estos días tan señalados con la familia. Seguramente sea cierto, pero se podrían impulsar intervenciones sin ingreso o aquellas que están más retrasadas. Seguro que hay enfermos dispuestos a operarse en Navidad.