Urgente Muere una joven al ser atropellada en un paso de peatones de la Ronda Nord de Valencia

Seguro que a más de uno le ronda por la cabeza esta pregunta después del partido contra el Alavés. Y es que tras una nueva derrota hemos vuelto a la pesadilla de antes del parón de Navidad. Y yo que confiaba en que ese gol de Piccini contra el Huesca iba a ser el principio de la remontada. Si hasta Parejo ha vuelto a marcar de falta directa después de mucho tiempo. Pues no, todo sigue igual. ¿Y ahora qué?

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El partido coincidía con la Cabalgata de Reyes así que lo ví en un bar junto a un buen número de ilusionados valencianistas. Me fui cuando faltaban 15 minutos porque me temía lo que iba a suceder. Tenía esperanzas de que fuese una noche mágica. Pero volvió a ser una amarga tarde acompañada de otra dolorosa derrota. Y llegados a este punto, agotada ya nuestra paciencia me pregunto qué va a hacer el club para revertir la situación. En estos casos la solución es casi siempre la misma, la destitución del entrenador y poner otro hasta final de temporada. Me cuesta creer que Marcelino es el culpable de todo y no creo que si se va las cosas cambien mucho. Más bien nos genere otro período de inestabilidad que habíamos olvidado durante un tiempo. Pero ¿dónde está el límite? Se empiezan a oír ya rumores de la desconfianza de Meriton hacia el entrenador. Parece que ya no es intocable. Pero no nos olvidemos que en esta estructura deportiva que han creado hay tres brazos. Faltan los de Alemany y Longoria. A ellos también habría que pedirles explicaciones.

No digo que dimitan todos de golpe pero estaría bien que admitiesen públicamente su fracaso, porque es un fracaso estar como estamos a mitad de temporada. Y es un fracaso el rendimiento que están dando algunos jugadores que ellos trajeron y que nos vendieron como cracks. Todo lo que llevamos de temporada es un fracaso absoluto.

Qué difícil resulta escribir hoy, cuando quieres creer que el entrenador y su cuerpo técnico lo dan todo por salir adelante, pero no dan con la tecla. Cuando ves a los jugadores, a algunos, pelear en el campo pero nada les sale, pero sobre todo, qué difícil es transmitir en estas líneas el sentimiento de tantos valencianistas a los que no hay palabra que les consuele. Lo sé porque soy uno de ellos y es como me siento. No sé como van a solucionar esto los gestores del Valencia Club de Fútbol pero les pido que lo hagan cuanto antes. No nos queda otra que confiar en el criterio, o en el dinero, de quien rige ahora los destinos de nuestro club. Nos guste o no, hemos llegado a esta situación y es difícil retroceder en el tiempo.

Se irán unos y vendrán otros, pero no olvidemos nunca que «pasa el tiempo, pasa la gente, jugadores y presidente, y nosotros aquí presentes te animamos hasta la muerte». Y así será siempre.

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