Los antiguos que pasaron tantísima hambre no lo sabían, pero cuando tenían que resignarse a comer cualquier cosa, aunque estuviera repleta de gusanos, se estaban ... comportando en realidad como gente muy moderna y aportaban a sus cuerpos sustancias mucho más nutritivas y saludables de lo que pensaban, por mucho asco que les diera.

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La Comisión Europea acaba de autorizar por primera vez la comercialización de insectos como alimento humano. Ha dado tal categoría al llamado gusano amarillo de la harina, vulgo gorgojo. Se trata de un insecto que en su fase adulta es un escarabajo, de aspecto bastante similar a otros escarabajos cuya presencia nos suele desazonar a los humanos de esta parte del planeta.

En principio todo está muy estudiado y controlado y lo que se permite es la comercialización de la fase larvaria, no la adulta. Sin embargo hay algo inquietante en los argumentos divulgados por Bruselas en apoyo de este paso, porque desde las altas instancias burocráticas de la UE se asegura que estos gusanos son «una fuente alta de proteínas» y que bien pueden servir para «apoyar la transición hacia un sistema alimentario más sostenible». Tal cual.

La Comisión Europea ha autorizado por primera vez la cría y venta de gusanos para alimentación humana

O sea, que nos están preparando para cuando nos venga a aconsejar -o quizás algo peor- que comamos gusanos y otros insectos. Porque al mismo tiempo que se divulgan las supuestas 'virtudes' de estas 'fuentes' alimentarias se está demonizando cada día más el consumo de carne. Tantos siglos de evolución y desarrollo para esto.

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Ya sabemos que todo es una cuestión cultural. A la mayoría de los que nacemos y nos desarrollamos por aquí nos da asco la sola presencia de insectos y nos daría arcadas injerirlos, a pesar de que para muchos es normal comer caracoles, que en otros sitios consideran simplemente impropios y asquerosos. Costumbres, al fin y al cabo. Comer es nutrirnos y en última instancia todo consiste en aportar al organismo lo necesario, de la manera que sea, y una molécula de tal sustancia es igual a otra de lo mismo y todas se componen de átomos, que son protones, neutrones y electrones, y así sucesivamente. ¿Vale? Sí y no. Que luego están los hábitos consolidados, y la gastronomía es algo más que alimentarse.

Por otro lado es preocupante la carga ideológica que anida en los mensajes de la UE al insistir en que «la estrategia europea 'De la granja a la mesa', que forma parte del Pacto Verde, identifica a los insectos como una fuente alternativa de proteínas que facilita el cambio hacia dietas saludables y sostenibles». A quienes gusten, ¿no?, porque, como proclama Escarlata en 'Lo que el viento se llevó', «a Dios pongo por testigo...» que no me harán comer gorgojos.

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