Urgente La Lotería Nacional de este sábado deja el primer premio en tres municipios afectados por la dana en Valencia

Sí. Yo creo en la universalidad de los valores occidentales, creo que son los correctos y creo en la necesidad de defenderlos e imponerlos, incluso de dar la vida por ellos. No pienso que sean expresión de ninguna época, geografía o filosofía en concreto, tampoco de una filosofía nuestra, sino la conclusión a la que, tarde o temprano, llegan todas las civilizaciones si tienen oportunidad histórica de hacerlo. La libertad, la igualdad, el pensamiento científico, la neutralidad del Derecho, la separación Iglesia Estado, la abolición de la esclavitud, y de la censura, y de la pena de muerte..., no son peculiaridades europeas frente a las que sea posible discrepar o presentar una alternativa cultural, son conquistas irrenunciables para cualquier ser humano. Colón demostró que la Tierra es redonda para todos, no sólo para los europeos, y lo mismo hicieron Newton con la gravedad o la caída del Muro de Berlín con la democracia.

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Por eso me inquieta que, dando un largo paso atrás, resurjan en la propia Europa el nacionalismo, la intransigencia y la superstición. Y más aún que, por un inexplicable complejo de culpa, asumamos, como manifestaciones culturales alternativas, auténticas barbaridades que no toleraríamos para nosotros. Si a una mujer se le prohíbe bañarse en una piscina pública con burkini, por motivos higiénicos y para evitar que se normalice la violencia de género teológica, los más progresistas se mesan los cabellos y se cubren de ceniza por la islamofobia de tal orden, sin embargo, las mujeres de Irán, acompañadas por sus parejas, están quemando sus velos en la calle para pedir la supresión de la Policía de la Moral y de los mismos progresistas de aquí no ha salido la más mínima expresión de solidaridad. ¿De qué modo torturado conviven en esas cabezas el respeto al burka con la promoción transgénero? ¿Libertad sexual? ¿Igualdad entre hombres y mujeres? Sí, pero para todas las personas, de todas partes y de todas las religiones.

La semana pasada, en Teherán, esa Policía de la Moral, detuvo, torturó y asesinó a Mahsa Amini, de 22 años, porque dejaba ver algo de su pelo al llevar mal puesto el hiyab. Entonces empezaron las protestas y la represión que ya ha costado 5 muertos y 17 desaparecidos. Esa revolución es la nuestra. No podemos dejar solas a las mujeres iraníes, ni a las saudíes, ni a las afganas... Y tampoco a las que son obligadas por sus familias a invisibilizarse aquí, en Europa. Blanquear la sinrazón degrada nuestra fe en la razón. La incultura no es cultura, ni lo será jamás. Hermanas de Irán, yo sí os creo.

Las mujeres de Irán están quemando sus velos en la calle para pedir la supresión de la Policía de la Moral

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