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Héroes sin recuerdo

EL ESTADO DE LA COMUNITAT ·

Con Messi o Ronaldo chillarían. A José Vicente la gente lo miraba hasta mal. Sin saber que salvó decenas de vidas jugándose la suya

Arturo Checa

Valencia

Domingo, 16 de enero 2022, 00:51

En el haber de mi disfrute personal y profesional, de mi alma, tengo esta semana un poco más de regocijo. De honor. El de haber ... compartido unas horas con José Vicente Martos, el policía nacional que resultó herido al estallar el coche bomba que los etarras asesinos dejaron abandonados tras matar al profesor Manuel Broseta vilmente por la espalda. Él es un héroe que salvó decenas de vidas exponiendo la suya. Megáfono en mano, corrió de un lado para otro apenas a cinco metros de una trampa mortal. A unos pasos de un monstruo de 20 kilos de amosal, dinamita y un temporizador. José Vicente no pensó en sí mismo. Esprintó para que los niños de una guardería cercana y sus familias se fueran. Vociferó junto al letal coche para que los muchos vecinos asomados en sus balcones unos metros por encima del coche se metieran en sus casas. Literalmente les salvó. La explosión a la una de la tarde del 15 de enero de 1992 hizo aparecer una columna de humo y su consiguiente onda expansiva de más de 15 metros de altura.

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Esta semana, en ese escenario, y junto al monolito que recuerda el asesinato de Broseta, José señalaba con la mano izquierda, en la que le falta un dedo. El que le seccionó la metralla que entró en su cuerpo y le arrasó la muñeca y la clavícula. Mientras hacíamos el reportaje para LAS PROVINCIAS, niños, jóvenes, mujeres, ancianos... ciudadanos en general, pasaban a su lado. Ajenos. Lo miraban incluso sorprendidos, de ver a un hombre trajeado en mitad del asfalto, señalando aquí y allá. Hasta algún claxon se oyó sonar. Absolutamente ausentes de pasear ante un auténtico héroe. Si en aquel punto hubiera estado Messi, Cristiano Ronaldo o algún youtuber de los que miccionan en Andorra, allí hubiera habido gritos, ataques de nervios y la necesidad de otra intervención policial por el atajo de fans reunidos.

José Vicente debería ser conocido por todos. Él y otros muchos de los héroes que durante más de 60 años lucharon a brazo partido contra ETA. Como las casi 900 personas asesinadas por la banda asesina. Sus historias deberían estar presentes en las escuelas. Llevar el nombre de calles. Tener estatuas en nuestras ciudades. Pero no, son héroes y víctimas sin recuerdo. Y el olvido es una nueva condena.

Nuestra juventud no sabe qué pasó durante más de medio siglo en España. Lo que es sentirte aterrado porque tu padre policía se retrasa al volver a casa. En aquellos años en el que «interrumpimos la programación» en la televisión equivalía a una nueva noticia de niños huérfanos y cuerpos mutilados. No hace mucho mi hijo mayor (12 años) me preguntaba: '¿ETA aún existe?'. Él tiene en casa alguien que le hable del espanto que durante décadas sufrimos por un grupo de cafres inhumanos. ¿Pero por qué en el colegio se da la I y la II Guerra Mundial, conflictos que se extendieron durante seis años y en los que apenas estuvo presente España? Hay que dar esas temáticas, desde luego. ¿Pero no hacerlo con ETA, que ennegreció más de 60 años de historia de este país? Absurdo.

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Este país sigue teniendo una asignatura pendiente con las víctimas del terrorismo. Pero claro, más importante es mantener pactos de Gobierno con proetarras. Seguir con sus culos en las acolchadas poltronas del Congreso aunque sea cerrando tratos tras estrechar manos de muchos que han justificado la sangre. Con Bildu, Batasuna y sus grupúsculos han pactado todos. Rojos y azules. No es cuestión de colores. Es desvergüenza.

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