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HIPOCRESÍA CON EL PP

Belvedere ·

Pablo Salazar

Valencia

Viernes, 24 de enero 2020, 07:35

Andan algunos analistas y los voceros habituales de lo políticamente correcto muy preocupados con lo que denominan «la deriva del PP» y que, para entendernos, vendría a ser el riesgo de que para frenar la sangría de votos que representa la aparición en escena de Vox el partido se escore hacia la extrema derecha y acabe haciendo suyos los postulados de la formación de Abascal. La preocupación podría parecer sincera y auténtica si no fuera porque algunos de ellos llevan desde hace muchos años haciendo todo lo posible por arrinconar al PP, por señalarlo como una excentricidad en el conjunto de Europa, por montar a su alrededor un cordón sanitario, por presentarlo como un peligro para la democracia por su visión supuestamente conservadora y ultraliberal de la sociedad en la que vivimos, lo cual lo alejaría por completo de esa verdad luminosa que encarna el pensamiento único y que implicaría justamente lo contrario: una economía cada vez más centralizada, con un Estado omnipresente y atento a las necesidades del ciudadano, y unas reglas de convivencia lo más liberales que imaginarse pueda, sin dogmas religiosos y con las que todo sería posible y hasta deseable, sin prejuicios ni apriorismos, especialmente en materia familiar y sexual. En el colmo de la hipocresía, quienes jamás habían escrito ni hablado de Borja Sémper están ahora a punto de iniciar un proceso de canonización (civil, si tal cosa fuera posible) del ya expresidente del PP de Guipúzcoa por el que será elevado a los altares tras haber decidido abandonar la política activa al no estar de acuerdo con cómo se están haciendo las cosas en su partido y después de algún que otro desencuentro con Cayetana Álvarez de Toledo. El fenómeno es casi hilarante. Los mismos que apuntaban al PP de Aznar como extremista, poco centrado, nada dialogante, completamente alejado de la moderación y de los territorios templados donde se ganan las elecciones, los mismos que despreciaban y criticaban al PP de Rajoy por sus políticas antisociales y por aplicar unos recortes que estaban acabando con el Estado del bienestar, esos mismos son los que ahora acusan al PP de Casado de arrojarse en brazos de Vox y calcar su estrategia, por lo que reclaman y casi exigen un alejamiento inmediato que marque distancias con el que es considerado el enemigo público número 1 de la convivencia en paz y en libertad. ¿No será -pregunto con ingenuidad- que lo que les molesta es el PP, la derecha y, en general, cualquier pensamiento que discrepe con la línea oficial que establece el régimen? Porque, curiosamente, no les veo nada preocupados con que el PSOE se haya metido en la cama con los extremistas de izquierdas, los amigos de Maduro, los blanqueadores del régimen iraní.

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