Hombres desesperados
MÁS DURA SERÁ LA CAÍDA ·
VICENTE GARRIDO
Viernes, 9 de julio 2021, 08:46
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MÁS DURA SERÁ LA CAÍDA ·
VICENTE GARRIDO
Viernes, 9 de julio 2021, 08:46
Muerte de un viajante' es una película hecha en el Hollywood clásico de 1951, dirigida por László Benedeck e interpretada en su papel protagonista por ... Fredric March, quien da vida al viajante de comercio Willy Loman. Se cumple este año el 70 aniversario de su estreno, basado en la obra teatral del mismo título de Arthur Miller, escrita en 1949. Me causó una honda impresión cuando la vi en televisión, calculo que a finales de los años 60 del pasado siglo, y fue una de las razones por las que me enamoré del cine y luego por extensión del teatro. Hace unas semanas la volví a ver y en general sigue siendo una película magnífica, porque tanto el director como los actores eran parte de esos excelentes 'artesanos' que conformaban la columna vertebral del prodigioso sistema estudios (Paramount, Metro-Goldwyng-Mayer, Universal, Columbia...) que permitió el desarrollo del mejor cine jamás hecho.
Willy Loman es, en esencia, un hombre desesperado. Su sueño de triunfar al 'modo de vida americano' -que, con el paso del tiempo, será el de todo Occidente- es decir, basándose en el esfuerzo y el ingenio, se romperá en mil pedazos cuando su vida se revele como una inmensa mentira al perder en su madurez el empleo. En una situación económica muy precaria, su mujer e hijos comprenderán que a Loman solo le queda la huida hacia la locura y el suicidio. Por esas razones curiosas del cerebro, me he acordado de esta obra al leer la noticia que publicaba esta semana LAS PROVINCIAS acerca del homicidio de la calle José Aguilar, junto al Cabanyal: Un padre mató a su hijo, de 21 años, impotente ante la extorsión y violencia a que tenía sometida a la familia a causa de su adicción y negocios vinculados a la droga.
No puedo siquiera imaginar el camino tortuoso que el padre ha tenido que atravesar hasta matar a su hijo. «Ya está. Ya ha acabado», dijo, unas palabras que revelan un alivio existencial dentro de la sombra ominosa que habitará su alma para siempre. Su hijo convertido en el peor enemigo, en una amenaza constante que el sistema no supo contener, ya que a pesar de tener una orden de alejamiento siempre estuvo en libertad de regresar al domicilio paterno después de la intervención de la policía. Loman se suicida, este vecino de nuestra ciudad mata a su hijo. Loman es el producto de una sociedad que solo tiene ojos para los triunfadores, mientras que el homicida interviene porque las instituciones fracasan en preservar la supervivencia de una familia. En ambos casos, son hombres desesperados: la vida les arrebató todo, y la única salida era la muerte.
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