Hoy es el día. Otro de esos que no son como los demás. Uno de esos en lo que te levantas por la mañana y ... tu primer pensamiento se marcha a las ocho de la tarde. Tu mente lleva a la fachada de la Avenida de Suecia o a tu asiento de Mestalla. Y sonríes. Quizá inconscientemente. Quizá absurdamente. Pero lo haces. Porque hoy es ese día.
Publicidad
El cambio de formato de la Copa del Rey nos regala espectáculos inolvidables por todos los rincones de la geografía patria. En pueblos y ciudades pequeñas en las primeras rondas y en las grandes urbes en las últimas. San Sebastián, Sevilla, Pamplona, Bilbao y Valencia viven esta semana con un balón en la cabeza y una camiseta puesta. Excluyo a Madrid y Barça porque cada año están en batallas como esta y no le dan al torneo la importancia que este tiene. Para los grandes esto es 'pecatta minuta'. La clásica soberbia del poderoso; si la gano bien, si la pierdo no pasa gran cosa. Y, pese a ello, este curso la ronda de cuartos es espectacular: los mejores equipos de este año junto con los que más historia tienen. Una mezcla que hace imposible pronosticar ninguna eliminatoria. Y ahí está el Valencia CF. Entre los mejores del torneo del KO donde siempre debe estar.
Es obvio que la temporada en Liga de los de Gattuso está tornando a desastre. Otro más en el universo Meriton. Aunque para los singapurenses esto de estar más cerca del descenso que de Europa sea lo habitual e incluso lo normal. Pero esto en Valencia no es normal. Cuando tengan un rato busquen el ranking UEFA y cómo el Valencia ha ido cayendo en picado desde que Peter Lim compró las acciones. Pero, más allá de las desgracias habituales del club blanquinegro en manos de esta panda de personajes, hay cosas que aún no han podido triturar: el sentimiento, el escudo, la historia y la grandeza. Porque, eso, se tiene o no se tiene. Y el Valencia y sus gentes lo tienen.
Eso no vale para la Liga porque es demasiado larga y el desastre demasiado grande. Pero, en torneos cortos o a un partido juega la historia y la camiseta. Sin ir más lejos, ya lo vimos en Riad contra el campeón de Europa. No es casualidad. Y además, hoy juega también la gente que llenará Mestalla. Lo vivimos en dos ligas de campeones. Lo vivimos en las ligas galácticas. Lo sufrió el Nottingham Forest de los años 80 y el Inter de Milán de Luis Suárez. Y lo vivieron aquellos que, desde el nacimiento del club allá por 1919, han visto ganar títulos blanquinegros en cada una de las décadas de su existencia. Por eso este club es tan grande; porque hoy juega la camiseta y no quien la lleve puesta.
Publicidad
Alguno podrá pensar -y tendrá razón- que el Athletic es otro histórico del fútbol español y más en la Copa del Rey, que se toma cada año como si se tratara de la Champions (cosa que yo admiro profundamente). Pero, del mismo modo que jugar en San Mamés a único partido es caer en el infierno, jugar en Mestalla -que se lo digan al propio Athletic la pasada temporada- es entrar en una trituradora que te aplasta sin piedad.
Mañana volveremos a la zozobra semanal, a la falta de fichajes y a las ganas sin control de que Peter Lim se marche de nuestras vidas. Pero eso será mañana. Porque hoy juega el Valencia del escudo en cada balón. Hoy regatea la grandeza, centra la historia y marca la vitrina de tantas noches de gloria vividas a lo largo de las décadas. Y en cada jugada explotará una grada que lleva en volandas a su equipo hace más de cien años con una fuerza infernal de procedencia desconocida. Nadie quiere jugar a todo o nada contra Mestalla. Y hoy es, otra vez, ese día.
Suscríbete a Las Provincias: 3 meses por 1€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Santander, capital de tejedoras
El Diario Montañés
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.