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Nancy Pelosi no nació para encarnar personajes secundarios. Es la primera mujer que logró presidir el Congreso de los Estados Unidos después de una larga ... carrera dentro del partido demócrata, en el que se ha mantenido durante décadas en primera fila. Con 82 años, ha sido cuestionada en varias ocasiones por los cachorros del partido, cansados de jugar a la sombra de esta experimentada política, sin éxito. En 2017, tras acumular varios fracasos, Nancy se despachaba a gusto con un periodista en una rueda de prensa: «¿Es que quiere que me eche flores? Soy una legisladora maestra. Soy una líder estratégica y políticamente astuta. Mi liderazgo es reconocido por muchos en todo el país, y por eso puedo atraer el apoyo que obtengo; no agonizamos: organizamos». Inspirador. Si se le quema el asado en la cena de Navidad por tercer año consecutivo ya sabe qué decir.
Pese a las presiones dentro del partido y su oposición a la guerra de Irak, Pelosi no quiso reprobar a Bush. No dudó, en cambio, en el caso de Trump, cuya reputación sufrió enormemente tras enfrentarse a Pelosi en varias ocasiones, especialmente tras el impeachment. El republicano, que se merendó a Hillary en la campaña electoral, no pudo con Nancy quizá por los improbables amuletos de cuentas extragrandes que lleva tan a menudo al cuello. 'Crazy Nancy', 'Nervous Nancy'. Loca, nerviosa. La lista de motes creados por Donald Trump para descalificar a sus rivales es casi tan larga como la de las mentiras impresas por The New York Times, en un artículo épico de dos páginas, en diciembre de 2017. Ella tampoco se libró de los epítetos.
«Soy respetuosa con la gente que le vota», confesaba Nancy a The Washington Post, «Caminamos en la misma dirección -aclaraba- porque acuden a votar». El sentimiento, desafortunadamente, no es mutuo. El presidente le negó en público el saludo al iniciar su tercer discurso sobre el Estado de la Unión en 2020; ella rompió, al terminar, en un gesto limpio, la copia de su discurso delante de las cámaras, a sus espaldas. Ágil y brillante, Pelosi no supo o no quiso permanecer indiferente a la provocación. En el penúltimo acto, Nancy, que hace honor con frecuencia a Famosa, vestida de azul, fue objetivo de las turbas que asaltaron el Capitolio tras las últimas elecciones presidenciales. La buscaban como en las películas de terror: «¿Dónde estás, Nancy?» Ahora, de nuevo, en casa, ha sufrido un ataque, desviado por su marido, que recibió los martillazos del seguidor de Trump; clara antagonista, está en el punto de mira de sus acérrimos defensores. Mucho tardan en reaccionar los republicanos.
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