En uno de tantos programa televisivo sobre la materia, aleccionan a la audiencia sobre las supuestas bondades diferenciadas de la alimentación con productos ecológicos, insistiendo en que son más nutritivos, saludables y sabrosos. Adoctrinamiento persistente, por más que los análisis científicos demuestren que no hay tal cosa, que unos u otros no tienen mejores condiciones que los de enfrente, al margen de que estén en su conveniente madurez, frescura, etcétera. Sobre ello ha escrito mucho el catedrático valenciano José Miguel Mulet y cualquiera puede comprobarlo si no se siente condicionado por doctrinas o pasiones.
Publicidad
Es evidente que si alguien está por la labor, le sabrá a cielos aquello que ya da por hecho que está preparado para que le sepa a cielos, mientras que a otro le dará igual, no apreciará diferencias y no sentirá ninguna emoción adicional. Y a la vez, una fruta, un guiso y el más humilde bocadillo pueden resultar especiales si la fruta está en sazón, si el cocinero mima su labor, si el pan está en su punto y la mezcla es rica... Pero en eso no se educa.
Al margen de la intencionalidad ecológica militante, en el reportaje se deslizó algo todavía más inquietante.
El escenario era una especie de granja escuela/casa rural con huerto y animales. Las hortalizas estaban bien hermosas, cierto, y hacían ver que eran así por ecológicas, pero nada demostraba que fuera por esta causa o la contraria. ¿Cómo eliminan las orugas que se zampan las hojas de las coles o lechugas? Nada, basta con decir que son ecológicas y ya está.
Luego, en el corral/establo, entre gallinas, conejos, una vaca y un par de cabras, el responsable del asunto incidió con ganas en que los huevos eran mucho más sabrosos y nutritivos porque las gallinas recibían sólo una alimentación puramente ecológica, y lo mismo para la leche de la vaca y de las cabras. De los conejos, nada. Ecológicos, seguramente, pero... ¡Ah, claro!, no van a hablarnos de la carne, a molestar a la concurrencia con citas de sangre. No, los conejos, también ecológicos, son para que estén por ahí, pero no para comérselos, que no se hieran sensibilidades.
¿Será por el qué dirán o porque ecologismo y vegetarismo ya van en el mismo pack?
Suscríbete a Las Provincias al mejor precio: 3 meses por 1€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.