Iglesias, el provocador
CURRI VALENZUELA
Martes, 2 de junio 2020, 07:40
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CURRI VALENZUELA
Martes, 2 de junio 2020, 07:40
A Pablo Iglesias le gusta provocar a sus adversarios políticos, que según él son la derecha política, la mediática, la financiera, la judicial y la que viste uniforme, con el fin de dar lugar a broncas de las que luego pueda quejarse, como el pirómano que prende fuego al monte y luego deja la caja de cerillas en el bolsillo del vecino sobre el que ha decidido que recaiga toda la culpa. Y no lo hace por diversión, sino por una calculada estrategia. Le conviene la división y en especial la polarización entre extrema derecha y extrema izquierda para asegurarse la supervivencia de él y de su partido.
Como toda persona medianamente informada sobre lo que se cuece en eso que se denomina como los poderes fácticos, el vicepresidente del Gobierno sabe que en las altas esferas políticas, financieras y empresariales se lleva varias semanas especulando sobre la posibilidad de que Pedro Sánchez prescinda de Podemos cuando a la vuelta del verano tenga que aceptar los miles de millones con las que la Unión Europea va a regar a España a cambio de una serie de condiciones, de austeridad y recortes, incompatibles con la presencia de comunistas, filocomunistas, bolivarianos o como quiera que se denominen Pablo Iglesias y sus ministros.
Solo hace diez días ese parecía el rumbo que tomaba la política española, con el giro de Ciudadanos para apoyar a Sánchez en la renovación del Estado de alarma que suponía su sustitución como socio parlamentario en lugar de ERC. Parecía el principio del fin del Gobierno Frankestein y el principio del sueño de quienes piensan que lo mejor para que España afronte la grave crisis económica sería un Gobierno PSOE-Ciudadanos con apoyos puntuales del PP.
Pero ahí estaba Pablo Iglesias para evitarlo. En solo pocos días de la semana pasada promocionó el acuerdo con Bildu, ha movido entre bambalinas que ERC vuelva a apoyar a Sánchez a cambio de reactivar la mesa de negociación con los independentistas y ha acorralado dialecticamente a PP y Vox para crispar el ambiente político hasta hacer imposible cualquier entendimiento de los socialistas con la derecha. No tiene nada de casualidad que en dos días haya acusado a Casado de poner en riesgo la salud de los españoles y a Vox de no atreverse a dar el golpe de Estado que les gustaría protagonizar precisamente hasta conseguir que Espinosa de los Monteros abandonara la comisión parlamentaria de reconstrucción económica. A Pablo Iglesias le interesa la confrontación derecha-izquierda. ¿Y a Sánchez? A Sánchez le va bien cualquier cosa que le permita seguir viviendo en la Moncloa y de momento el que se lo garantiza a Iglesias.
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