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Mañana es Nochebuena y por momentos se nos va quedando cara de haba con lo que parece que se nos viene encima. Afirmativo, se confirma que los casos de contagios van a ascender y lo harán previsiblemente después de Navidad para alcanzar picos a finales ... de enero. Con esta información, la incertidumbre que nos abruma de nuevo no lo debiera ser y las posibles medidas sanitarias que pudiera tomar el gobierno podrían ser más rápidas. Una vez más, las empresas y la sociedad en general se adelantan.
Con el conocimiento acumulado desde que se iniciara la pandemia, sería deseable que por una vez dejaran de jugar al gato y al ratón. A Sánchez no le motiva nada este invento de la pandemia y ya se encarga de tirarle el muerto a las comunidades; que se apañen. Esta nueva ola les ha pillado otra vez en paños menores y su única estrategia pasa por vacunar a todo el mundo, que no digo que sea mala decisión pero que podrían haberla implementado mucho antes.
Nosotros, ciudadanos de a pie, a lo nuestro: a buscarnos la vida para intentar compartir una Navidad minimizando riesgos. Ya se han anulado muchas de las celebraciones en grupo que estaban previstas para estas fechas, hemos incrementado el uso de las mascarillas y nos hemos tirado a las farmacias como locos a por test de antígenos hasta lograr agotar todas las existencias. Y todo, para lograr que esta nueva ola no nos vuelva a golpear nuestra vida y nuestro bolsillo.
Mañana es Nochebuena y en una vida paralela hay políticos que creen más importante convocar elecciones por aquello de que les muevan del sillón. ¿No estaba el patio lo suficientemente revuelto como para que nos metan de nuevo en unas elecciones? A buen seguro que este razonamiento «toque los bemoles» a los políticos de turno, los mismos que no visualizan que la sociedad no entiende este tipo de decisiones mientras la electricidad, la gasolina y la vida en general están por las nubes.
Como bien plasmó en sus películas Manuel Summers, en el fondo somos un país de buena gente que tragamos con casi todo y olvidamos fácilmente. Gente sencilla que busca la felicidad en el futuro inmediato, con la familia, los amigos, con todos los que queremos, alrededor de una mesa para celebrar la Navidad. ¿Recuerdan aquella escena del Titanic a punto de hundirse, mientras sonaba la música sin cesar? Sí, somos como la orquesta del Titanic que, a sabiendas de que el futuro nos lo van a hacer incierto, mantenemos el tipo y la alegría frente a la adversidad. Para todo lo demás, feliz Navidad.
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