El día de la Independencia

Es curioso ver cómo han cambiado los 'días de la Independencia' en apenas dos siglos. Los procesos independentistas de las colonias a finales del XIX y en el XX eran gritos de libertad de territorios tomados por una potencia imperial -o con ínfulas de serlo- que anulaba su identidad o cuyos cabecillas 'vendieron' así su revolución. Luego, en algunos casos, se demostró que el mantra «la metrópolis nos roba» no era tan cierta frente a los manejos de los caciques locales (¿dónde he visto yo esto?). A ejemplos como el de Argentina me remito. Aquellos procesos, en cualquier caso, estaban basados en una invasión o adhesión forzosa de la que pretendían desligarse.

Hoy, sin embargo, vemos a algunos líderes como Nigel Farage, el más firme defensor del Brexit, preparar los fastos del 'Día de la Independencia' que tendrán lugar esta noche en Londres para celebrar la salida de la Unión Europea. Es curioso verles defender la independencia de una decisión que tomaron libremente y de la que se han beneficiado durante años. Que brinde por su 'independencia' un país que siempre fue una china en el zapato de la Unión, que presumió de ir por libre, al que se le dejó un estatus especial y se miró hacia otro lado cada vez que insistía en que era el centro y el continente «quedaba aislado» cuando había niebla, es un acto de hipocresía y un insulto hacia quienes son dependientes muy a su pesar. El Reino Unido no fue obligado a formar parte de la Unión ni ahora se va por razones patrióticas. Son políticos aprovechados que han convencido a ciudadanos en crisis de que los recursos que les faltan se quedan en Bruselas. Son procesos disgregadores por puro egoísmo y falta de solidaridad. Lo mismo que vemos en Cataluña por mucho que simbolicen la 'lucha' por su independencia los tractores de las comarcas interiores. En buena parte son elites insolidarias que no quieren compartir su riqueza con otros. Como sucede en el Norte de Italia. Lo que pretenden es independizarse del tren de cola. Que la locomotora vaya sin vagones que puedan lastrar su avance. Sin embargo, la Unión ha sido la locomotora de buena parte de nuestro entorno. Bien lo saben los líderes independentistas catalanes que no renuncian a formar parte de la Unión y de sus fondos FEDER.

Son tiempos de tendencias disgregadoras presentadas como avances en la libertad y la democracia. No es la primera vez que lo ha visto la historia. Las guerras entre regiones, entre descendientes del mismo rey o entre reinos de taifas son muy antiguas. Lo avanzado era la unión en un territorio devastado por esas guerras y guerrillas como Europa. El periodo de mayor prosperidad y paz del continente ha sido el tiempo de la colaboración y unión que tanto lloraban los diputados del Parlamento europeo tras la votación del acuerdo. El riesgo es que estos particularismos que nos asolan nos hagan llorar a todos, y de verdad, en menos de cincuenta años.