Si les dijera que sus hijos están siendo utilizados en un experimento educativo a gran escala se asustarían, ¿verdad? Pues empiecen a temblar: el experimento se llama agrupación de materias por ámbitos. Empezó a experimentarse durante los años de la pandemia, aprovechando que estábamos todos ... en shock por las circunstancias y el profesorado, en primera linea de combate tras el confinamiento, se encontraba exhausto. De otro modo, no se habrían atrevido a implantar semejante esperpento en nuestras aulas, aunque en el mundo educativo es bien conocido que el invento era y es el sueño húmedo de algunos dirigentes de nuestra autonómica Conselleria de Educación. Y empezó a experimentarse con nuestros hijos. Los de ustedes y los míos.
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Quedaba una segunda parte, más difícil: mantener el experimento una vez finalizada la pandemia y a ello se han entregado con uñas y dientes nuestras autoridades educativas, a pesar de una frontal oposición por parte del profesorado. La Goebbeliana ofensiva mediática en defensa de la nueva metodología se ha producido por tierra, mar y aire, mientras se mantenía a las familias en la oscuridad más absoluta respecto a las verdaderas características y el alcance del Frankenstein que se estaba (que se está) fraguando en las aulas. Por no hablar de la ausencia de evaluación rigurosa y objetiva de los resultados (que no de las notas) que tal engendro ha tenido en la formación de nuestros hijos. Por cierto, se está haciendo de forma fraudulenta, utilizando instrucciones de inicio de curso y resoluciones como auténticas leyes de excepción, algo nunca visto en materia de educación. Un cambio curricular solo puede hacerse al amparo de un decreto. La situación no podía alargarse más siendo como es, ilegal. Había que darle carta de naturaleza, convirtiendo el esperpento fraudulento e ilegal en esperpento con rango de ley. La LOMLOE ha ofrecido el marco jurídico para aplicar, ahora ya sin cortapisas, el experimento a gran escala. Experimento del cual, señoras y señores, la Comunidad Valenciana tiene el dudoso honor de estar a la vanguardia. Así es, en el resto del estado reaccionan con ojiplático estupor cuando les explicamos lo que en nuestros lares acontece.
Recientemente se han publicado las instrucciones de inicio de curso para la enseñanza secundaria. Ha sido a mediados de julio, esperando que estuviéramos ya todos con la guardia baja. Mala suerte. Estábamos atentos. El rechazo sindical ha sido unánime y de hecho, algunos sindicatos ya han presentado recursos. El tema central de los recursos: la agrupación de materias por ámbitos.
Para quienes no lo sepan, la agrupación por ámbitos significa agrupar varias materias para que las imparta un solo profesor, que será especialista en una de esas materias. Por ejemplo, si agrupamos Historia y Matemáticas en un ámbito, los contenidos de ambas materias serían impartidos, bien por el especialista en Historia, bien por el especialista en Matemáticas. ¿Cómo se materializa semejante esperpento? Pues en teoría, a través de proyectos que aúnen los contenidos de las dos materias. Esto merece un comentario aparte y acaso, un artículo entero, de mayor profundidad, puesto que generar proyectos de asignaturas diferentes implica que no se va a respetar la lógica interna de cada asignatura y por lo tanto, su didáctica. Queda comprometida para otro momento una explicación más detallada, aunque algunos profesores expertos en didáctica, como Juan Quílez, ya nos han explicado por qué. Busquen en las redes. Hay alguna conferencia que no tiene desperdicio. Dejo para su propia inteligencia elucubrar cómo un especialista en Matemáticas puede ser impartir la Historia con solvencia y viceversa. No lo entienden ¿verdad? Yo tampoco.
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Se generan muchas otras dudas en torno a la aplicación del experimento, puesto que cada centro tiene libertad, libertad, sin ira libertad, para hacer los agrupamientos que considere oportunos y así nos vamos a encontrar con situaciones de verdadero disparate: puede que un centro haya decidido agrupar Biología, Matemáticas y Tecnología, y el de al lado, Matemáticas y Lengua Castellana. Es así, porque no existe ningún tipo de limitación en cuanto a los agrupamientos que se pueden hacer. Esto generará desigualdad y una formación deficiente para nuestros hijos e hijas, como venimos advirtiendo desde hace ya mucho tiempo.
La administración educativa explica en sus andanadas propagandísticas, que no hay problema, porque las clases se darán en régimen de codocencia, es decir, dos profesores en la misma aula, pero en la práctica, ya sabemos que no va a ser así, porque tenemos datos que hemos ido recogiendo, con metódica insistencia en todos los centros de la Comunidad Valenciana. Y también sabemos que la cantidad de horas para codocencia es insuficiente, puesto que la Conselleria solo ha atendido las demandas de profesorado para el Plan de Actuación para la Mejora (PAM) en el 38% de los centros, según fuentes sindicales.
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Los miembros de la asociación OCRE somos docentes, pero al mismo tiempo también somos padres y madres y estamos muy preocupados por las consecuencias que tiene esta decisión de nuestra administración educativa en la formación de nuestros hijos e hijas. Explicar las razones que tiene nuestra administración autonómica para empecinarse en la aplicación obligatoria de este experimento a gran escala, más allá de lo que ellos cuentan, es un interesante ejercicio que intentaremos realizar en una próxima comunicación. Tengan la seguridad de que se lo contaremos. Estén atentos. Y protéjanse, que el experimento pega fuerte.
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