La innovación

Tenían que haber elegido a Valencia como Capital Europea de la Innovación. La demostración del concejal Carlos Galiana no pudo ser más innovadora. Como no domina el inglés prefirió que le doblaran en su intervención por videoconferencia en la gala final del asunto, cuando se anunció que la ciudad elegida es la belga Lovaina. No hablar en inglés no es pecado, ni se le va a echar en cara a nadie. El pecado está en el escándalo y lo escandaloso es tratar de aparentar lo que no es, aunque vaya con tintes innovadores.

Lo de Galiana fue rompedor a varias bandas. Se puso cara a la cámara con mascarilla y empezó su aparente intervención en defensa de las virtudes de Valencia para optar a la capitalidad innovadora. La voz era la de otro que le doblaba en directo y el concejal valenciano de Innovación demostró sus dotes artísticas para actuar en 'play back'. Movía las manos y la cara como si hablara, pero sólo actuaba en silencio, el que hablaba era otro. La mascarilla contribuía a difuminar sus gestos durante el trampantojo y evitaba que se notaran asimetrías entre la voz real y el movimiento de los labios.

Puestos a ello, lo de la mascarilla puede resultar una aportación de lo más innovadora para el futuro, un ejemplo que les sirva a otros en situaciones parecidas. En la intervención de ayer, el señor Galiana no tenía seguramente obligación de llevarla, porque hablaba a distancia, o hacía como que lo hacía. Era una videoconferencia. En un principio, antes de caer en la cuenta de que había trampa, podía pensarse: qué concejal tan concienciado con el problema del coronavirus y de la necesidad de dar ejemplo a ultranza para que todo el mundo use la mascarilla donde debe y se eviten así los contagios. Un diez. Aunque también cabe que los señores y las señoras de allende las fronteras que escuchaban la voz que creían que era del concejal valenciano, al verlo con mascarilla en la pantalla llegaran a pensar: mira cómo deben estar en España, con la epidemia tan descontrolada, que no se quitan la mascarilla ni cuando están solos ante una cámara; ni se os ocurra ir por alli hasta que escampe, ya innovaremos más adelante.

Aunque de puertas afuera disimulen, ¿cogerán esto en serio en el equipo de gobierno municipal? Pues no se extrañen si le quitan importancia, después de que el propio alcalde Ribó haya minimizado lo del robo de 5.000 euros en metálico en el Palau de la Música, porque no ve que sea una cantidad significativa.