Islas

Las islas siempre han dado un enorme juego a la ficción. Esa porción de tierra rodeada de agua ha ofrecido múltiples posibilidades a los creadores, que la han convertido en escenario capaz de desatar pasiones, en prisión salvaje de la que es imposible escapar o en idílico paraíso para desconectar del mundanal ruido. Desde la isla Calavera en la que habitaba King Kong hasta la isla plagada de estaciones y escotillas en la que aterrizaron los supervivientes del Oceanic 815 el audiovisual ha caído de manera recurrente en la tentación de imaginar un espacio aislado en el que cualquier cosa fuera posible.

Los guionistas imponían sus propios elementos sorpresa (niños salvajes en 'El señor de las moscas', humo negro en 'Perdidos', animales extintos en 'Parque Jurásico') para someter a los protagonistas a las tropelías que abarcaba su imaginación. Hasta que la televisión fue más allá, trasladó sus platós a islas reales, y las invadió de cámaras y de voluntarios dispuestos a someterse a la adversidad.

No les van a faltar espectadores curiosos que se asomen a comprobar lo que provocan en el ser humano estas porciones de tierra. Ahí están todas esas pobres parejas enamoradas que llegan felices al formato de Sandra Barneda (hay más imágenes para ti), pero que es poner un pie en esos parajes y sentir unas ganas irrefrenables de pecar. A Telecinco estos viajes le funcionan excelentemente, por eso ya busca reemplazo y prepara un nuevo 'Supervivientes', para el que han reclutado a Antonio Canales. Los viceversos aguardan para trasladarse. Antena 3 no quiere quedarse a la zaga y ha creado su propio emplazamiento paradisíaco, el de 'Love Island', porque hoy en día una parrilla no está completa hasta que no tiene su propia isla.