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JABALÍES EN BUSCA DE AGUA Y COMIDA

VICENTE LLADRÓ

Lunes, 10 de diciembre 2018, 09:09

La ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha dicho en una entrevista en Onda Cero que por ella prohibiría la caza. Le apena ver sufrir a los animales, incluso saber que pueden estar sufriendo. Y eso le honra, por supuesto. Compartimos su perplejidad cuando señala: «Siempre me ha resultado muy llamativo que haya gente que disfrute de ver morir o ver sufrir animales. La verdad, no lo entiendo».

De acuerdo. Pero es ministra del Gobierno de España, lo que le obliga a tener una visión más amplia del asunto, no se puede limitar a esa idea parcial de unos desalmados que vayan pegando tiros por ahí, matando bichos a diestra y siniestra. Que los hay, sin duda. Pero esto tiene otras vertientes.

Por ejemplo: la caza organizada, bien planteada y llevada a cabo con cumplimiento de todo lo que haya que hacer, aunque no la compartamos en el fondo ni en las formas, ni hayamos pegado un tiro en la vida, ni por asomo vayamos a hacerlo nunca, resulta que es el medio de vida, a veces el único, o al menos de los pocos existentes, para muchas familias que aún permanecen en pueblos de grandes comarcas españolas que están sufriendo graves problemas de despoblación. Una cuestión que, por otro lado, preocupa muchísimo al Gobierno del que forma parte la señora Ribera y está motivando muchas declaraciones, reuniones, proyectos y hasta 'concursos de ideas' para ver qué se puede hacer para evitar que grandes áreas del país se acaben despoblando del todo. Y una de las actividades que siempre surgen es la cinegética. Porque es lo que más se tiene a mano, a lo peor casi lo único en muchos casos, y porque se sabe que todo lo que rodea a la caza en sí acaba moviendo muchas otras cosas (hoteles, restaurantes, cría de animales, guías, expertos de esto y aquello, técnicos diversos, cuidado en general de la flora, la fauna y el paisaje....)

Pero luego tenemos otra cosa. La población de algunos animales silvestres está creciendo sin parar y provoca muchos daños agrícolas y también muchos riesgos de accidentes. La multiplicación de conejos, jabalíes o corzos está adquiriendo en determinados lugares cotas muy dañinas y peligrosas. Los conejos se comen las plantas de las explotaciones agrícolas en la Comunitat Valenciana y también roen los árboles frutales, hasta matarlos. Los corzos y los jabalíes asaltan las plantaciones de frutales, naranjos y viñas en busca de agua y comida. Comen las frutas que pueden, destrozan tuberías y demás instalaciones de riego buscando agua. Los jabalíes también desmontan los ribazos de piedra seca, para comerse los caracoles que se refugian debajo, y con frecuencia provocan graves accidentes al chocar con vehículos en las carreteras. ¿Qué hacemos con todos ellos, los dejamos crecer y nos apartamos? Le toca dar soluciones.

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