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Jaque al Rey

CURRI VALENZUELA

Martes, 8 de diciembre 2020, 08:14

España es un país inaudito gobernado por unos políticos que atacan los fundamentos de la Constitución que le trajo la democracia el mismo día que se celebra el aniversario de su aprobación en referéndum por la gran mayoría de sus habitantes. Claro que hay naciones que transforman sus reglas de convivencia para adaptarlas a los nuevos tiempos. Pero cuando se trata de democracias consolidadas esos cambios se producen a través de los mecanismos previstos en sus constituciones. Nunca se tratan de conseguir, como sucede aquí, con subterfugios y mentiras.

Las encuestas aseguran que la mayor parte de los españoles no ven ninguna necesidad de reformar nuestra Constitución, una tarea que, de iniciarse según su contenido, tendría que contar con dos tercios de los votos del Congreso de los Diputados para salir adelante. Imposible tarea para el gobierno de Pedro Sánchez, ese que necesita el apoyo de Podemos, Bildu y ERC para mantenerse en el poder y, sin que sus socios le digan algo, quiere cambiar el sistema de elección de los jueces para asegurarse el control de la Judicatura que según la Carta Magna constituye uno de los tres poderes sobre los que se asienta la democracia.

Lo de cambiar Monarquía por República sí se lo dicen sus socios constantemente. Y Sánchez no se inmuta cuando un vicepresidente de su Gobierno, varios de sus ministros y sus dos principales apoyos parlamentarios hablan de un futuro de «plurirepúblicas» para nuestro país. Se supone que la española, la catalana y la vasca, que se lograrían en un proceso como el de la balcanización que destruyó la antigua Yugoslavia.

El Gobierno alienta una campaña que no está dirigida contra el Rey emérito sino contra el actual

Es cierto que la conducta para nada ejemplar de Juan Carlos I ha despertado sentimientos antirrepublicanos en una parte considerable de españoles, sobre todo los jóvenes, lo que está siendo aprovechado por comunistas y separatistas para atacar a la Corona. Era de esperar. Lo inaudito del caso es que el Gobierno participe en la movida de alentar esa campaña que no está dirigida, como podría pensarse a primera vista, contra el rey emérito, sino contra el actual.

El jaque al Rey que estamos viviendo tiene a Felipe VI en la diana asediada por las flechas que dispara Pablo Iglesias con la ayuda de ese Pedro Sánchez que le ningunea siempre que puede, le envia a Bolivia con su vicepresidente chavista y filtra a su periódico de cabecera que el Emérito ha solicitado una regularización fiscal para que se publique el día que se celebra la Constitución. La noticia es falsa, la petición no ha llegado aún a Hacienda, si es que llega. Pero el aviso al Rey está claro: calladito ante las amenazas a la democracia está mejor.

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