Justicia sobre la figura de doña Helga

La justicia, si llega tarde, no es justicia. La sentencia sobre el caso Palau de les Arts ha absuelto a todos los acusados. Sin embargo, la más importante, Helga Schmidt, no ha podido confirmar su inocencia. El pasado 25 de septiembre falleció con la mancha de la sospecha sobre su nombre. En la sentencia se hacen referencias a la exintendente que apuntan a su absolución, señalando que de cometerse irregularidad, ella no era consciente, por tanto, obró siempre de buena fe. A los que la conocíamos, no nos sorprende. Lo esperábamos.

Así pues, queda ya disipada toda sombra de duda sobre la gestión de Helga Schmidt. Es momento, por tanto, dado que no se ha podido hacer justicia sobre la persona, de que se haga sobre su trabajo y su nombre. La gestión artística que Schmidt llevó adelante durante una década al frente del Palau de les Arts no fue buena, fue extraordinaria. Ahora, con la perspectiva del tiempo, y comparando con lo que ha venido después, su época, parece una edad de oro y si la calidad de Les Arts no ha colapsado, ha sido en gran medida gracias a la inercia de su gestión. Enumeremos solo algunos de sus logros más indiscutibles: 1. Creó una orquesta de primer nivel internacional. 2. Creó un equipo en el coliseo cuya profesionalidad dura hoy en día. 3. Consiguió implicar a directores musicales de primer nivel como Lorin Maazel y Zubin Mehta. 4. Impulsó producciones que fueron referencia a nivel mundial. 5. Reclutó a las mejores voces emergentes en el momento justo.

En resumen, consiguió que, por primera vez (y tal vez única) España tuviese un teatro de ópera de primera línea internacional. ¿Qué va a hacer ahora Les Arts? ¿Rehabilitará su nombre? Así debería ser en honor a la justicia.