KARLSRUHER, YO ESTUVE ALLÍ
De Torino a Mestalla ·
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De Torino a Mestalla ·
Hoy esta columna va de recuerdos y el primero quiero que sea para Majo, la jefona, como cariñosamente le llamaban sus compañeros del periódico. Nos ha dejado una mujer vital, fuerte, amiga de sus amigos y admirada y querida por todos. Se ha ido muy joven y es duro de asimilar. Tu recuerdo Majo permanecerá siempre entre nosotros.
Corría el año 1993, yo tenía 27 años por entonces. Una nace valencianista y, con el paso del tiempo, para bien o para mal, se hace más, nunca menos. Tenía unos ahorrillos y pensé: «Ya es hora de ver jugar a mi equipo en Europa». Coincidiréis conmigo en que hice la mejor elección para mi debut europeo. Recuerdo con especial cariño ese viaje. Y el resultado, el famoso 7-0, fue al final una anécdota más que contar en mi larga lista de historias viajeras con el Valencia. Fuimos muchos a Alemania. Quizás uno de los desplazamientos más numerosos que recuerdo, sin contar finales claro. En aquella época los viajes se organizaban de manera distinta a como se hace ahora. El club programaba alguna excursión para hacer el viaje más atractivo. Así conocí el increíble Castillo de Heidelberg. Allí nos hicimos una foto toda la expedición, que todavía conservo, en las que hay muchas caras amigas. Algunos ya no están entre nosotros, Jesús Barrachina o mi amigo y vecino en Mestalla, Alberto Miguel, entre otros.
Y cómo no recordar a Peris Frígola, ataviado con una servilleta blanca a modo de delantal, cortando jamón en el hotel, horas previas al choque, para deleite de los comensales. Y al frente de la expedición, Arturo Tuzón, para mí el mejor presidente que ha tenido este club, al que admiraba y quería.
Y llegó la hora del partido. ¡Y qué os voy a contar! Pues que fueron cayendo uno detrás de otro y quizás lo abultado del marcador hizo que la derrota fuese menos dolorosa. Me acuerdo que cada vez que marcaban ponían música a todo volumen por megafonía y el público acompañaba con palmas. Hasta nosotros nos unimos a la fiesta bávara con las palmas. Había que minimizar con humor la dura derrota. Cuando acabó el partido aún nos quedaban ganas de cenar y degustar la famosa gastronomía y cerveza alemana. La cena tampoco la olvidaré. Compartimos mesa y mantel con J. J. Santos y Enrique Ortego que retransmitieron el partido en televisión. Entonces ya eran muy madridistas.
Para mi Karlsruher no es un mal recuerdo, a pesar del resultado. Fue un viaje repleto de anécdotas, de cariño, casi de familia, porque así nos trataron, y todo esto, en el fútbol también cuenta. Después de esto han venido momentos mucho peores que no voy a recordar ahora. Y mucho peor que aquello es lo del domingo en Mestalla. Lo que yo estoy sufriendo esta temporada es más duro que si los alemanes nos hubiesen metido catorce.
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