La viga en el ojo propio. La culpa siempre es de los demás. De los políticos que dicen mascarilla sí y luego mascarilla no. De ... los colegios que organizan viajes fin de curso (aunque sea incierto que los monten ellos, porque son las propias familias y estudiantes quienes los sufragan). De las autonomías por no hacer PCR a los viajeros. De quienes encierran en hoteles a los estudiantes contagiados, qué tiranos e insensibles... No dejamos de ver la paja en el ojo ajeno sin darnos cuenta de la enorme viga que tenemos en el propio. Vamos irremediablemente camino de la quinta ola. Después del aluvión de contagios por los viajes de fin de curso, por el aumento masivo de la movilidad tras caer el toque de queda y el cierre perimetral, por la retirada de la obligatoriedad de la mascarilla y su consiguiente mal uso en situaciones de aglomeraciones o falta de distancia en la que habría usarla (somos incapaces de las medias tintas)... Pero sobre todo, la razón principal del aumento de los contagios es una: tenemos una tremenda falta de educación.
Que mi niño no sea menos. Detrás de todo subyace la ley del aquí y ahora. La inmediatez que rige hoy en día. Si todos acuden a un viaje de fin de curso, ¿cómo va a ser mi niño menos? Si luego hay una oleada de contagios, la culpa es de las autoridades. Si hay chavales que antes de los 10 años lucen ya móvil por la calle, ¿cómo va a ser mi niño menos? Si luego hay críos que en cuanto ven asomar un móvil te sueltan «eso lo usan en mi clase para hacer 'bullying'» o los casos de ciberacoso se disparan, la culpa es de los colegios por no controlarlo, en ningún caso nuestra por meter el móvil en la mochila del zagal. O zagala. O 'zagali', que también es así muy neutro. El otro día me contaba un amigo la costumbre de un profesor del colegio de sus hijos de confiscar el móvil de cualquier alumno que lo usara en clase. Ipso facto. Hasta que el jefe de estudios empezó a perseguir al docente para decirle 'hombre, no seas así, que el chaval necesita el teléfono...'. Y sin ley, viva la trampa. ¿Que el niño se saca el carnet? Un cochazo para empezar. De Audi para arriba. Luego ya mejoraremos, poco a poco... Que no se diga. ¿Que quitan la mascarilla y el cierre perimetral? Pues a lucir nuestra cara bonita aunque estemos en un semáforo atiborrado de peatones, y viajemos ya, cuanto antes. Lejos. Mucho. Muy exótico. Siempre a tope. Para luego fardar contándolo.
Sin vacuna. Creo que ya lo he dicho aquí alguna vez, pero sigue la epidemia, claro. No tenemos vacuna contra la falta de educación, ante la ausencia de civismo. Y esa es la principal arma contra el virus. Ni Pfizer, ni AstraZeneca ni leches. Lo publicábamos ayer en estas páginas. Los hospitales valencianos ya tienen ingresados a pacientes infectados por Covid pese a tener doble pauta de vacunación. Y aquí sí que han fallado las autoridades. El mensaje de que la vacuna no te exime por completo de caer en las garras del Covid no se ha subrayado lo suficiente. Y ha cundido el 'ancha es Castilla'. Y se ha incidido mucho en 'la vacuna te evita tener síntomas graves'. Inexacto. Cierto es que ninguno de los vacunados y hospitalizados ha acabado hasta ahora en la UCI. Pero los médicos nos lo cuentan: la severidad o no de los síntomas depende del sistema inmunológico de cada uno, de la capacidad para generar anticuerpos, de la existencia o no de dolencias previas, de la fisionomía de cada uno... Así que la única vacuna plenamente efectiva es el sentido común. Y educación para entender que lo primero no es el aquí y ahora, el viaje, el cochazo y el megamóvil. La vida es más que eso. Con menos.
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