Libertad de represión

LAs PROVINCIAS informó que la Generalitat Valenciana apoyó la concesión de un galardón a Jordi Cuixart, uno de los condenados por sedición por causa del proceso independentista catalán. Se trata del premio Ovidi Montllor, que reconoce la defensa de la libertad expresión y la cultura, patrocinado por el Ayuntamiento de Alcoy, y contó con la presencia del presidente de las Cortes, Enric Morera. Cuixart agradeció el premio desde la cárcel y aseguró que «lo volvería a hacer». Recuerdo que este individuo se enfrentó a la mitad de los catalanes, cuyos intereses y libertad de expresión no parecían preocuparle, dado que la única Cataluña que cuenta es la suya. Que nuestras autoridades premien a quienes cometen delitos saltándose a la torera a la Constitución daría para un buen debate en nuestras escuelas.

Claro que si vemos la deriva autoritaria del gobierno de la nación esto no nos puede sorprender. La eliminación surrealista del castellano o español como lengua 'vehicular' en las escuelas de un país llamado España responde a la entrega vergonzosa de Sánchez de lo que sea con tal de conservar el poder. Y no digamos de la prevista modificación del delito de sedición en el código penal, un cambio a beneficio de los condenados por alzarse contra la legalidad vigente.

Vayan sumando, porque el proyecto 'mordaza' para controlar las noticias que no gusten al gobierno, aunque remozado y lavado de cara, saldrá adelante con la ayuda inestimable de Podemos, Bildu y los habituales, a quienes la libertad de expresión les quita el sueño como a mi los debates suscitados por la teoría física de cuerdas. Es increíble que un gobierno 'progresista' se avenga a todo esto, pero así son las cosas.

Con razón mostró su indignación el premiado periodista gráfico Gervasio Sánchez el pasado martes en el programa de RNE 'El ojo crítico', calificando de vergüenza el modo en que el gobierno, las autoridades autonómicas e incluso las locales censuraron a los periodistas durante el pasado confinamiento, evitando así que pudiéramos ver los estragos de la pandemia en decenas de miles de ciudadanos, condenados a morir solos. Gervasio Sánchez, que ha cubierto las guerras y pandemias más infames en todo el mundo, dijo que negar las imágenes fue un atentado contra la libertad del pueblo de ser informado, y que ahora nos tenemos bien merecido el 'meme' negacionista. No vimos a la muerte, luego se quedó en un mero concepto abstracto. Menos mal que le hemos dado un galardón a Cuixart por defender la libertad de expresión.