Se va el más listo de la clase, pero no sólo eso
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Manolo Mata dice adiós el viernes a su etapa como síndico del PSPV en Les Corts. Sí, un parlamentario brillante y vibrante, chisposo, ágil y ... que hacía las cosas fáciles. ¿Recuerdan esa clara diferencia entre el más listo de la clase y los que eran muy inteligentes? Mata no es el mejor orador, ni el más erudito. Pero estaba entre los mejores en todas esas facetas... y era listo como un ratón. El más listo. Se da cuenta de las cosas porque sabe escuchar y tenía mili como para adivinar lo que podía hacer el rival. Anticipaba y resolvía problemas... y algún problema también ha dado, pero enlucía y cimentaba. A veces lo manda todo al carajo y sale por peteneras, pero ha tenido bula, porque en el tripartito sabían que, cuando el viento soplaba en contra y las olas cogían tamaño, Mata no soltaba el timón. No sólo es listo y lucidor, que le encantaba porque es vanidoso, como todos, y un punto embaucador. Aportaba cemento. Había más que verbo rápido y declamado sin dictados, ni el suyo (no se escribía las intervenciones) ni el de casi nadie. Por eso, por no seguir el dictado, ha hecho lo que le ha dado la gana. Abogado hasta la médula, quiso defender a Febrer en Azud a sabiendas, de algún modo, de que ese sería el motivo de su adiós. Osado, para bien y para mal. Era imposible seguir de síndic y con Febrer, presunto corruptor de sus compañeros, aunque él no lo reconociera, o le diera igual. Le daba igual porque puede y se va porque puede. Eso no lo dirá nunca la mayoría de los atornillados a sillas desde donde hablan mal de Mata, pero de las que no levantan el culo porque no tienen dónde ir.
Demasiado libre para los que viven del carril. Esa capacidad de improvisar le ha permitido engrasar el tripartito en Les Corts. Como hacía Arcadi España cuando estaba en Presidencia. En la Cámara, la izquierda se ha tensado pero no se ha descosido. En el Consell no pueden decir lo mismo de unos años a esta parte. El todavía síndic del PSPV tenía ya sus manías y algunas trazas vintage, pero es risueño y curioso. Ese sentido del humor rejuvenece y es fundamental para no tomarse demasiado en serio a uno mismo ni a sus posiciones partidistas. Así puedes transigir y conservar la alegría. Mata es un disfrutón de la vida, que tampoco se lo ha puesto siempre fácil. Le encanta reírse y hacer reír tanto con los afines, como con los rivales y hasta con los jueces, y por eso es más fácil perdonarle los días que mete la pata. Es un verso con rima propia y sonante. Ha peleado por conservar su libertad política y personal, para irritación de algunos despachos socialistas donde la luz natural no llega, y lo ha conseguido en mayor o menor medida. En Les Corts le echaremos de menos. En el tripartito, aún más. Y en el día a día, también.
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