La frase del titular es de Isabel Coixet: «Llamar la atención ya no llama la atención», dijo la cineasta en su artículo «La inutilidad de ... los gestos», publicado en la revista XL Semanal que acompañó a este periódico el pasado domingo día 6. Y a poco que miremos vemos tal certidumbre alrededor. Por la saturación de informaciones, por el 'griterío' circundante, por la desconfianza creciente en lo que confiábamos antaño, por tanto desengaño... Cuesta ya que nos impresionemos por algo, a estas alturas. Decía un viejo adagio que el pecado está en el escándalo, pero cada día nos escandalizan menos cosas, o ya casi nada, y lo del pecado (pecado social, se entiende) es cambiante y pierde fuerza.
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De igual manera, desde el lado de quien se queja de algo ante los poderes públicos, en la esperanza de llamar la atención de los mismos para que atiendan determinadas peticiones, vean las cosas desde el otro lado, cambien de criterio y corrijan decisiones, también se ha puesto muy cuesta arriba conseguir un mínimo impacto prometedor con las iniciativas acostumbradas.
Salvando distancias respecto al sentido amplio de la acertada exposición de Coixet, debemos reconocer que el mismo concepto vale plenamente en este rincón agrario, como diagnóstico de la situación particular en el campo, donde es evidente que ir a llamar la atención ya no llama la atención.
Lo saben bien quienes, movidos por fundadas quejas y presiones de las 'bases', se ven obligados a organizar, o al menos anunciar, 'movilizaciones', que a la hora de la verdad se quedan en poca cosa, cada vez en menos. Las razones: hay menos agricultores y ganaderos dispuestos, se hacen mayores, los jóvenes y profesionales que siguen tienen muchas más obligaciones que atender y dudan de que acudir a esto y aquello sirva de algo práctico; los poderes dejan que las 'bases' se desahoguen y hacen como que atienden algo, pero luego nada. Las manifestaciones de otros tiempos quedaron en concentraciones, y ahora son excursiones de ida y vuelta. Llamar la atención ya no llama la atención. Al menos por caminos agotados. Pero eso no debiera desanimar otras vías. Hace falta creatividad e inteligentsia (con ts). Miren el ruido de grupúsculos ecologistas.
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