La lucha contra los incendios

El calor conlleva sus riesgos y más en un clima como el nuestro. Su aparición con valores extremos nos advierte de que entramos en unos momentos de extremo peligro para nuestros montes.

Con el cambio climático, al menos así lo aseguran los expertos, los incendios han dejado de ser patrimonio exclusivo del verano y en cualquier otro momento del año pueden desencadenarse un siniestro.

Pero nadie duda de que los meses que ahora tenemos por delante son especialmente delicados. El calor y la abundancia de material inflamable en los montes forman un cóctel perfecto al que en nuestra tierra sólo le falta un viento de poniente para disparar todas las alarmas. La conjunción de todos estos elementos pueden configurar un panorama aterrador y de consecuencias imprevisibles.

El pasado martes la consellera de Justicia, Gabriela Bravo, reiteró durante la presentación de la campaña 'Stop al Foc 2021' que este verano es especialmente problemático. Por un lado, la primavera ha registrado lluvias un 30% por encima del promedio con lo que la vegetación ha crecido más que en otros años disparando la acumulación de material potencialmente inflamable. Ahora las altas temperaturas hacen el resto secando todo lo acumulado.

Otro factor de riesgo específico de este año es el incremento en la afluencia de excursionistas, consecuencia del cambio de hábitos provocado por la pandemia. Si se tiene en cuenta que hasta un 70% de los incendios están relacionados con el hombre, no extraña que desde la Generalitat se lance un mensaje de prudencia para que cualquiera que se acerque a un bosque extreme las precauciones.

La administración hace bien en hacer estas llamadas, pero mejor haría si antes hubiera hechos su deberes porque de ,o contrario se cumple a la perfección el adagio 'haz lo que digo pero no lo que hago'.

En la presentación de la campaña todo fue autobombo. Tanto Bravo como la consellera de Emergencia Climática, Mireia Mollà, repasaron detalladamente las inversiones que hacen sus departamentos en prevención y extinción de incendios. Pero nadie entonó un mea culpa ni habló de sus carencias. Ni una mención al estado en el que se encuentran nuestros montes y que desde el sector califican de completo abandono por la falta de un gestión forestal ordenada y científica.

Este periódico ha publicado recientemente unas imágenes de estado en el que se encuentran algunos parajes del municipio de Benagéber. Centenares de árboles permanecen derribados y abandonados en medio del monte, ya secos. En otros puntos, los troncos siguen apilados desde el verano pasado a la espera de que alguien los recoja.

Todo ello forma un cóctel perfecto para que un rayo o cualquier negligencia pueda causar una catástrofe con el agravante de que este paraje se encuentra en el corazón de la recientemente declarada reserva de la biosfera del Alto Turia. Ademas, según denuncia el PP de Benagéber, el desaguisado ha sido provocado por el incumplimiento de las cláusulas de la contrata para retirar la madera supervisada por la propia administración.

Está muy bien realizar llamadas a la prudencia y pedir responsabilidad a los ciudadanos cuando acudan al monte. Pero antes hay que predicar con el ejemplo y cumplir las propias responsabilidades. Pero es más fácil, y barato, lo primero.