Ay, madre, en qué nos gastamos el dineral del Covid
UNA PICA EN FLANDES ·
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UNA PICA EN FLANDES ·
Si usted es escritor (al efecto resulta suficiente con tener una obrita publicada) y exhibe una actitud vital lo bastante progresista (no es preciso defender que las españolas están peor que las afganas, para eso ya tenemos a las cuñadas «matriotas» del Gobierno, pongamos que basta con combinar traje azul y alpargatas beis), digo que si a usted en su agrupación socialista o su círculo de Podemos lo consideran un literato antifa, pues que puede pedir al ministro Iceta una beca de diez mil euros para irse al extranjero a disfrutar de su «creatividad literaria y su crecimiento personal». Lo dice el BOE. Como lo lee, dos meses a cinco mil, que salen del fondo europeo de recuperación del covid, por supuesto, para ver paisaje y practicar con el paisanaje. Yo pensaba que ese fondo era para autónomos, empresas, agricultores, profesionales, sanitarios, maestras, reponedoras del súper, ¡editoriales y librerías...!, pero qué va, la pasta va para los amiguetes de la ceja. Estoy deseando leer la lista de paniaguados, todos con su relato maniqueo sobre la guerra civil bajo el brazo.
Defiendo que los españoles debemos abrirnos, perder la boina por ahí y aprender idiomas; que vivimos en una burbuja en la que vuelan leches en vez de nieve al agitarla; que el cansancio de lo que navegaron nuestros tatarabuelos descubridores nos ha entumecido las pelotas hasta hoy; pero una cosa es curarse el cainismo ventilando el excusado, cruzando fronteras, abriendo dos, tres o cuatro ojos..., y otra bien distinta que parte del caudal recibido para reconstruir España tras la peste se lo pulan cien listos por el mundo, comiendo sushi de bacalao, predicando el poliamor donde el indio Coromoto o desembuchando lenguas de ébano. Puestos a recobrar un país destrozado por la peste, ¿no sería mejor que nuestros escritores hoyasen la vieja España vacía, empobrecida y descolgada? Tanto repetir que nos duele España y, a la hora de la verdad, todo lo que se nos ocurre es enviar a los izquierdistas a airearse al colegio irlandés de la princesa de Asturias, o algo así.
Que los artistas salgan de su torre de prejuicios para ensanchar la perspectiva no está mal pensado, y tiene sentido que esa excursión forme parte del plan de rescate nacional puesto que la autoestima también hay que reconstruirla, lo que no comparto es que el destino del periplo sea exterior y no interior. Suena a vacaciones. De la patria se nos mueren los fundamentos, no la fachada. Si no tapamos rápido el agujero por el que se vacía España pronto no quedará de nosotros más que el botellón y las raspas.
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