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Los forofos de 'Juego de Tronos' están hoy de resaca. Cuando el pasado viernes tenían aún a meses vista la emisión de la última temporada de la saga, sus móviles empezaron a echar humo ante el anuncio inesperado de una cancelación y un bombazo. Por una parte, los organizadores de Heroes Comic Con de Valencia, la franquicia en la capital del Turia del salón de cómic internacional, reconocían que se les había 'caído' otra vez la estrella invitada y destapaban una alternativa que desorbitó los ojos de los entusiastas de la guerra en los Siete Reinos.
Después de que se anulara al poco de anunciarse la participación del joven actor Joe Keery, el guapo de 'Stranger things', resulta que tampoco podía venir su relevo, Isaac Hempstead-Wright, el menor de la saga de los Stark ('los buenos' de la fantasía medieval de George R. R. Martin). Pero eso ya nada importa.
A menos de 24 horas se hacía público que quien venía era Lena Headey, la actriz cuatro veces nominada a los premios Emmy y una a los Globos de Oro por su personaje: Cersei Lannister, en rigor, 'la mala' de la serie. ¡Para qué más! Una auténtica bruja que, dentro de su perversidad, resulta realmente admirable por su inteligencia, su condición de madre sufridora y vengadora (no quiero hacer 'spoilers', pero ya digo que la pobre también pasa lo suyo), asesina vengativa y enamorada abnegada, aunque bastante poco 'convencional'.
Los pabellones de Feria Valencia se pusieron ayer a tope para hacerse la foto o llevarse la firma de una actriz que es bastante más que una de las protagonistas de una serie de éxito, ya que tiene a sus espaldas un buen número de buenos papeles, como la reina de Esparta en '300' o, por ponernos una medallida patria, 'Lluvia en los zapatos', la película de María Ripoll de 1998 en la que a más de uno nos hizo tilín.
Pero ayer eran pocos los que iban a ver a Lena Headey, sino a la reina Cersei, merecedora como cualquiera de sus rivales de sentarse de pleno derecho en el Trono de Hierro y comandar la batalla final contra los Caminantes Blancos, que esos sí que son los chungos de la historia.
Y es que la maldad en el cine nos engaña, porque en la vida real suele estar más emparentada con la idiotez que con la astucia. La deslumbrante personalidad de Cersei te hace creer que en el mundo real aquellos que toman grandes decisiones, especialmente en favor del caos y la destrucción, tienen la brillantez de la perfidia... pero, no.
Las melonadas de Nicolás Maduro en Venezuela, las trapisondas de sainete de los conjurados por la indecencia catalana, las bravuconadas de Putin y Trump, la inquietante media sonrisa del presidente chino... puede ser que nos oculten algo muy alejado del atractivo de los grandes villanos de James Bond y nos demuestren que, con los malos que tenemos, sí que «se acerca el invierno».
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